Capítulo Dieciocho

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Jude nos había invitado a la casa que tenía la banda en L.A. y aunque Alexander quiso rechazar la oferta, me había encargado de que aceptara, él necesitaba relajarse, que estuviese en plena temporada no lo obligaba a no pasar tiempo con su tío. La limusina se detuvo frente a la impresionante casa luego de unos cinco minutos de haber atravesado una entra y un camino rodeado por pinos, no tenía idea de donde habían salido, pero allí se encontraban.

—Tomaré ese dulce coño todas las veces que quiera— amenazó cuando nos bajamos de la limusina. El entrenador le había ofrecido el día libre y la segunda mitad del próximo día luego de lograr cambiar la fecha de la pelea.

—Hum— dije regalándole una sonrisa. Ahora que nos encontrábamos allí, me sentía completamente intimidada.

—Vamos, necesitas descansar— habíamos salido a primera hora de la mañana, era un camino de casi hora y media, y la noche anterior había preparado una maleta para ambos y así poder salir a primera hora.

Alexander me tomó de la mano y entramos a la impresionante casa. El recibidor era impresionante, claro, personas como Jude se podían dar aquella clase de lujo. Alexander me condujo por el lugar y cuando llegamos a la enorme sala, mi boca se abrió grandemente al encontrar a una mujer completamente desnuda, recostada en un mueble mientras un hombre se encontraba con el rostro entre sus piernas. El color rosa subió por mi rostro rápidamente y Alexander se colocó frente a mí para evitar que siguiera observando aquella escena.

—¿Qué mierda estás haciendo?— gruñó mi novio. No me atreví a salir detrás de su espalda, aquella era una escena que sin duda no teníamos que estar presenciando.

—Comiendo un delicioso coño. ¿Quieres un poco?— no reconocí la voz del sujeto.

—Hijo de puta— volvió a gruñir Alexander.

—¿Qué tienes ahí?— escuché el mueble moverse, supongo que el hombre acababa de levantarse de este.

—Estás completamente drogado— escupió Alexander.

—No es el problema de un mocoso— gruñó el hombre. —Vamos, comparte a tu amiguita. Te prestaré a mi chica si me dejas probar lo que tienes detrás de ti— sentí como el cuerpo de Alexander se endurecía ante aquellas palabras.

—Si vuelves a decir esa mierda eres hombre muerto— la amenaza de Alexander fue letal.

—¿Me estás amenazando? ¿Un jodido mocoso?— dijo el hombre con diversión. —No se te olvide que es mi casa...

—Deja al chico, Brann— giré rápidamente y me encontré con los mismos ojos de mi novio.

Jude se encontraba allí, con ropa deportiva como si acabara de correr un maratón.

—Bienvenida a nuestra humilde morada— saludó Jude y aunque deseé sonreír, me encontraba muy nerviosa por lo que acababa de presenciar.

—¿Llegaron nuestros invitados?— escuché otra voz y observé como un hombre con ropa deportiva se acercaba. Era Mark, el padre de Rowan, éste último se acercaba vestido de igual manera.

Mi mirada se deslizó hasta el hombre que había estado con la mujer, justo en el momento en el cual ésta se colocaba de pie y se frotaba contra Brann como gata en celo, juro que la escuché ronronear.

—Por una mierda. Envíala ya a casa— gruñó Mark. —La señorita no necesita presenciar como succiona tu polla hasta la garganta— ahora deseaba que la tierra me tragase.

Falling with you  (F.F.L #2)Where stories live. Discover now