Capítulo Treinta y Dos

25.8K 1.9K 352
                                    



Alexander no estaba bromeando cuando dijo que luego de nuestra boda tendría que regresar a entrenar, apenas estuvimos pocos días en Seattle, pero Alexander había estado entrenando dos veces al día, incluso durante algunos días, entrenaba tres veces al día y aunque terminaba completamente agotado, él solamente tenía puesta su mirada en el título y campeonato.

El calor de Las Vegas era abrazador, me sentía pegajosa y necesitaba usar muchas lociones y aceites para mi abultado vientre, y aparte de la piel super reseca, también me tenía que preocupar por el picor de la piel en mi estomago debido al estiramiento. La suite del hotel no era nuestra casa, pero era espaciosa y cómoda, en los últimos días había comprado algunas cosas para el bebé, con cada día que pasaba deseaba tener a nuestro bebé en mis brazos.

El gel frío sobre mi vientre ocasionó que se me erizara la piel. El doctor estaba concentrado mientras deslizaba el aparato por mi abultado vientre. Alexander se encontraba a mi lado mientras sostenía mi mano, frotando su dedo índice en mi palma.

-Todo está muy bien. Unos muy saludables latidos, el bebé crece fuerte y saludable- dijo el doctor.

Alexander me observó y le dediqué una sonrisa, ambos nos encontrábamos ansiosos por saber de nuestro bebé. Durante los últimos días habíamos estado hablando sobre el sexo del bebé, bueno, yo había estado hablando sobre el sexo del bebé, Alexander estaba convencido de que era un niño.

-Queremos saber el sexo- dijo mi esposo mientras le daba un apretón de mano, el decía que era un niño.

-Hmm...- dudó el doctor.

-¿Sucede algo?- sentí como algo se agitaba en mi interior, la ansiedad me invadió y solamente imaginar que algo estuviese mal con mi bebé llenó mis ojos de lágrimas.

-Doctor- ahora fue el turno de Alexander, su voz era fuerte y dura.

-Todo está bien con el bebé- habló el doctor.

-¿Por qué dudó, que sucede?- quise saber.

-No será posible saber el sexo del bebé. Tiene las piernas cerradas, haciendo imposible poder saber su sexo.

Sentí como nuevamente mi corazón empezaba a latir, tomé una bocanada de aire mientras unas lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Alexander intentó soltar mi mano y cuando nuestros ojos se encontraron supe que desea golpear al doctor por mis lágrimas.

-Creo que será igualito a su padre- bromeé, buscando distraer a Alexander. Su entrecejo fruncido y labios en una fuerte línea apretada decía claramente de lo que sería capaz si lograra colocar las manos sobre el doctor.

El doctor no debió notar el cambio de humor en Alexander, y si lo hizo, lo hubo ignorado, terminó con mi vientre y con una amable sonrisa nos dejó solos luego de terminar.

-No puedes querer hacerle daño al doctor- protesté mientras me sentaba en la cama y acomodaba mi ropa.

Alexander tomó mi rostro entre sus grandes manos para luego inclinarse y unir nuestros labios.

-Nadie te hará llorar y no pagará las consecuencias- gruñó sobre mis labios. Quizás era algo del embarazo, pero amaba cuando se ponía así todo protector.

-Es un señor mayor, Alex- sonreí, deslizando mis manos sobre su pecho. -Estoy bien, y tu bebé será tan terco como su padre- dejé un beso en sus labios.

-Mi bebé- los ojos verdes brillaron con picardía masculina antes de deslizar la lengua sobre mi labio inferior. -Gatita- llamó cuando dejé un beso sobre su pecho.

Falling with you  (F.F.L #2)Where stories live. Discover now