𝐏𝐢𝐧𝐜𝐞𝐥𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫

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Aidan observaba con suma atención cada pincelada en el lienzo por parte de la chica, movimientos un tanto delicados pero precisos, retratando el bello panorama que estaba siendo proyectado por la ventana abierta de la habitación, la salida del sol, aún era bastante temprano por lo que, siendo que comúnmente se levantaba tarde, podía aprovechar esta oportunidad y pintarlo. Tonos anaranjados y rojizos, también un poco de azul eran plasmados en aquella pintura.

- ¿Pintando tan temprano?

- La inspiración llega cuando menos te lo esperas, hace bastante tiempo no la tenía.

- ¿A qué se debe esa inspiración?

______ detuvo el pincel en medio de la trazada y dejó su mano en esa misma posición, sin hacer un solo movimiento, simplemente intentando encontrar una respuesta para la pregunta del ojiverde.

- ¿Crees que haya un motivo? Yo no lo creo, tal vez solo es... ¿Energía?

- Creo que para todo hay un motivo, por más pequeño que sea, simples detalles que te dan esa energía, rachas de inspiración causadas por algo que en ocasiones no llegas a distinguir.

- ¿Algún ejemplo?

- Tengo uno muy reciente. - dijo Aidan con una sonrisa, llevando ambas manos hacia su nuca antes de continuar. - Hum, un ejemplo de inspiración... - hizo una pequeña pausa. - Quizás suene muy cursi, pero eres mi motivo de inspiración para crear nueva música.

Algo que ______ amaba de Aidan, era lo directo que podía llegar a ser, palabras sin tapujos, en cierto punto llegaba a envidiar eso, sin duda le gustaría poder expresarse de esa manera sin morir de un sonrojo o trabarse en uno de esos intentos, pero de algo estaba segura, en ocasiones como esas, el ambiente, y sobre todo la vibra que desprendía Aidan le daba un poco de confianza, llegando a simplemente soltar las palabras sin pensarlo si quiera dos veces, únicamente haciendo caso de las palabras que su alma quería transmitir al contrario.

- En ese caso, tiene sentido.

- ¿Qué cosa?

- El que la inspiración haya llegado de nuevo desde que te conocí, no lo había notado hasta ahora, pero tiene mucho sentido ahora que lo dices.

- ¿Entonces soy tu inspiración?

- Digamos que algo así. - dijo volviendo a pasar el pincel por el lienzo, continuando con la pintura que hasta ahora ya tenía un parentesco enorme al paisaje frente a ellos.

El silencio volvió a reinar en la habitación, uno lleno de paz, a excepción del sonido que emitían los pájaros y las personas transitando en el exterior.

- Esto es hermoso.

- Antes hablaste sobre tu vida como músico, fuiste parte de la orquesta de la señorita Roxanne y ahora compones tu propia música con el fin de ser reconocido. Pero, creo que yo jamás te hablé de mi sueño, más aparte de nuestra promesa.

- Me lo suponía, eres una mujer soñadora, y conociéndote sé que tu único sueño no es estar al lado de un hombre, que sí, no tiene nada de malo, pero me gusta que seas una chica abierta a distintos caminos. ¿Me harías el favor de contarme tu sueño?

Una sonrisa recorrió su rostro y asintió. - Mi sueño es que en algún punto de mi vida, quizás a largo plazo, abrir un bazar donde venda mis pinturas, o incluso llegar a hacer un museo de mi arte. He llegado a descartar esa idea por miedo al fracaso, pero una vez mamá dijo "Tus sueños son más grandes que tus miedos, no hay de que preocuparse si se tiene determinación". A partir de ese momento, decidí solo hacer caso a mi corazón.

- ¿Sabes que siempre estaré contigo no? Te acompañaré durante todo proceso y si es necesario te brindaré mi ayuda, aunque estoy seguro de que puedes hacerlo cualquier cosa por tu cuenta, porque eres increíble.

______ solo sonrió para si misma y dio por finalizada la pintura, solo hacia falta que se secase para poderlo barnizar y que este tenga una mayor duración.

El resto día decidieron pasarlo como cualquier sábado en casa, comiendo, viendo series, durmiendo, o conversando, hasta que llegó la noche y Aidan debía regresar a casa.

- Gracias por pasar el día conmigo, a pesar de vernos seguido, decidiste venir, no sabes cuanto te agradezco el que hayas venido, me haces sentir en compañía siempre.

- Si pudiera pasaría las veinticuatro horas del día a tu lado de lunes a domingo, así que no me agradezcas, es lo mínimo que puedo hacer por ti, me haces demasiado feliz, no tienes idea de lo mejor es mi vida desde que llegaste a ella.

Aidan estaba fuera de casa, _____ en la entrada de la puerta. El ojiverde decidió acercarse y postrarse frente a ella, únicamente un par de centímetros hacían la diferencia entre ambos rostros. Llevó su mano a la mejilla de la chica y acarició por unos segundos antes de decidirse por acercarse a sus húmedos labios y dejar un pequeño beso sobre ellos, uno bastante inocente y cálido, pero que sin duda había sido tatuado en los corazones de ambos.

- Bueno, me despido, nos vemos luego, te amo. - sonrió.

- Amm... olvidé comentártelo, ¿Mañana puedes venir de nuevo? Ambos tenemos que ir urgentemente al local de la mujer espiritualista, mamá nos llevará.

- Dios, hace bastante que no sé de ella, ¿Entonces volveremos a ir? ¿A qué?

- Cuando era pequeña ella dijo que veía algo perturbador en mi alma y que algo malo ocurriría, justo pasó el incidente del auto, que por suerte no pasó a mayores, pero no puedo descansar en paz sin obtener alguna respuesta.

- Todo estará bien. - dijo brindándole una cálida sonrisa la cual pudo tranquilizarla un poco. - Mañana vendré por la mañana, ¿Te parece?

- Sí, entonces, mañana nos vemos.

- Hasta mañana, te amo pequeña.

- No me digas así.

- ¿También me amas?

- Lo hago, te amo Aidan Gallagher, con todo mi corazón.

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