𝐃𝐮𝐫𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐚 𝐥𝐚 𝐞𝐭𝐞𝐫𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝

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﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏;;📍 Dᴜʀᴀɴᴛᴇ ᴛᴏᴅᴀ ʟᴀ ᴇᴛᴇʀɴɪᴅᴀᴅ

La boda ya había dado comienzo con los hermosos cantos del coro, melodías totalmente angelicales, dignas de una ceremonia como aquella, dignas de aquella unión de almas en amorío.

La primera lectura de la ceremonia correspondió al antiguo y nuevo testamento de la fé, una armonía seráfica abrazaba las almas en agrupación de dicha parroquia. El sacerdote presente se dedicó a dirigir unas cuantas palabras a los chicos, que tomados de la mano se miraban de reojo entre sí, dejando que de sus labios se escaparan pequeñas sonrisas fugaces, tan sólo para momentos después declamar entre ellos sus propias palabras, dichas y escogidas totalmente con el corazón.

- Primero las damas. - exclamó Aidan, girándose un poco al costado para verla directamente a los ojos, sujetando aún su bella y delicada mano.

Temblorosa, aferró su mano un poco más a la del chico, Aidan notó cierto nerviosismo en el entrelazamiento, colocó su otra mano sobre la unión de palmas en un intento de hacerle saber que todo estaría bien por fin, la miró con determinación y respiró hondo a la par de ella, todavía mirándose fijamente a los ojos, descifrando cada una de las palabras que el brillo en su mirar vociferaban.

Únicamente ellos dos, así podía sentirse desde la posición de dichas almas, el tiempo se sentía relativamente lento, la brisa que entraba desde las puertas abiertas de par en par, sumado con los colores anaranjados del cielo que se podían asomar desde el ingreso de la capilla, haciendo ver absolutamente todo el interior de un tono dorado, todo era sumamente bello.

Antes de comenzar a declamar las palabras de su corazón, ______ aclaró un poco su garganta en un carraspeo sutil, alzó la mirada llena de suma inspiración y no retiró ni un sólo segundo la mirada del chico de ojos verdes, quién la veía con total amor y admiración.

- Honestamente, no preparé ningún guión o algo por estilo, decidí que este día, mi corazón, mente y alma expresarían y dejarían salir con total sinceridad todo lo que albergan dentro de mi ser. Quizás dentro de 10 años cuando mire el video de nuestra boda, me arrepienta al no haber planeado mis palabras y diré "Mierda, debí decir esto, no debí decir aquello", mientras veo que en la segunda toma, mi esposo dice las palabras más hermosas dichas por el ser humano, y diré, "No es justo que me hayas humillado así el día de nuestra boda, tú eres escritor, y yo, yo sólo soy yo". - Los invitados soltaron una pequeña carcajada, al igual que Aidan, quién seguía manteniendo en su rostro una sonrisa de oreja a oreja.

- En fin, solamente abriré mi corazón y le haré saber al universo, a todos los invitados presentes, pero sobre todo a ti, Aidan, el desmesurado amor que día con día, segundo con segundo, y vida con vida, ha ido creciendo en el interior de mi alma. - Exclamó, viéndolo con cierta tranquilidad en su mirar. Bien lo decían, los ojos eran ventanas del alma, y los de ella proyectaban en su totalidad la inmensa adoración que tenía por la del contrario. - Aidan Gallagher, mi compañero de vida, mejor amigo, confidente, alma gemela y sobre todo amor de cada una de mis vidas, estoy totalmente agradecida con el destino que hoy me permite estar de pie aquí, delante tuyo frente al altar contrayendo matrimonio, cumpliendo la máxima promesa de amor que por siglos nos juramos mutuamente, y que el día de hoy, estamos haciendo realidad. - Ya no podía retener ni un segundo más aquellas lágrimas que luchaban entre sí por salir, que con el paso de los segundos finalmente lo hizo, con una de sus manos Aidan retiraba las lágrimas que caían por los ojos de la chica, una lucha en vano, ya que cada que limpiaba, volvían a salir más.

- Jamás, Aidan Gallagher, jamás me arrepentiré de haberme aferrado a ti hasta el final. Sí, fue duro, muy duro, y lo sabes más que nadie, lo entiendes mejor que nadie, conoces todos los detalles de ésta larga y extensa historia, pero aún así, decidimos continuar juntos, hasta el final, y es por eso que quizás el día de hoy esto sea una recompensa del universo por todo aquel esfuerzo sobrehumano psicológico que dimos, cada lágrima, cada sonrisa, cada anécdota, cada riesgo, todo, absolutamente todo nos ha llevado a lo que somos a día de hoy, a lo que logramos a día de hoy. - De pronto, aquellos ojos verdes se tornaron un tanto cristalinos, sabía de lo que hablaba _______, su alma sentía a la perfección cada una de sus palabras. - Espero que realmente tengas bien en claro lo mucho que mi alma te ama, te necesita y te respeta, que sepas que con el simple hecho de existir, haces inmensamente feliz a una persona que daría su vida con tal de ver a tu vieja alma en sosiego. - Sonrió, sosteniendo sus manos como si estuviese hablando con un niño pequeño entusiasmado, las lágrimas de ambos salían a la par, sus almas se encontraban en una misma sintonía, en una misma afinidad de amor.

- Aidan Gallagher, te amo, lo hice en todas mis vidas pasadas y créeme que lo seguiré haciendo por lo que resta de ella, es una promesa de amor. - finalizó entrelazando su dedo meñique al de él, brindándole una de las sonrisas más puras que él haya visualizado antes.

Y ahí permanecía él, frente a ella, por un instante, pudo verse a sí mismo en su cabeza, pidiéndole a Dios que se compadesiera de él. Por un instante, recordó todas las noches mágicas que vivió junto a ella, así como las lágrimas secretas que nunca nadie vió, las largas oraciones en busca de fuerza, y aunque lo consiguió, en la tarde del día de hoy, aquellas lágrimas se dieron a conocer, en un suspiro de "Lo logramos".

- Creo que el que resultó humillado con tus palabras fui yo, ahora me quedaré bastante corto. - exclamó Aidan tratando de secar sus propias lágrimas, haciéndola reír. - Desde que te conocí, siempre me mantuve con la idea de que estaba destinado a ti, era lindo pensar que existía algún hilo invisible que nos unía, alguna conexión divina del más allá, o simplemente un largo camino que debíamos cruzar tomados de la mano, uno lleno de adversidades, que posteriormente se convertirían en esto, en lindos pétalos de girasoles que nos guiarían hacia el altar. - Dijo mirando dicho camino, para posteriormente mirarla a ella, vestida de blanco, frente a él. - Un camino que me conduciría a ti, esperándome al final de este, con ese hermoso vestido blanco. - Suspiró con fuerza, a ojos de cualquier otra persona, parecería un simple joven perdidamente enamorado, a ojos del universo, era no sólo un joven enamorado, si no un valiente guerrero que lucho por el amor de su vida. - Diría que esto es un sueño cumplido, pero amor mío, esto es más que eso, una meta más que un sueño, una promesa de amor más que una simple meta personal, una promesa no sólo sólo contigo, si no con el universo, con Dios, conmigo mismo. - retiró una sola mano del agarre y la llevó a su corazón, apuntándolo con su dedo índice con fuerza. - Amor mío, esto que siento por ti, este amor que alberga dentro de este inmenso corazón es totalmente tuyo, no hay, no hubo ni habrá alguien capaz de sacarte de aquí, conoces a esta vieja alma terca, rendirse jamás será una opción si se trata de ti, las palabras vacías no existen en mi vocabulario y sin duda eres una mujer de la cuál cualquier hombre sería capaz de mover cielo, mar y tierra con tal de compartir un cachito de su vida contigo, afortunadamente creo ser digno de amar a un corazón como el tuyo. Para muchos este es el final, pero para mí recién es el comienzo, una promesa se cumplió, sí, pero de ahora en adelante ésta se convertirá en una promesa de amarte por el resto de mi vida como mi esposa. Te prometo estar siempre para ti, respetarte, amarte, hacerte feliz y estar contigo en las buenas y en las malas, y si Dios nos da licencia, hacerte la madre de aquellos hijos que siempre desee tener contigo. Me enseñaste colores que no puedo ver con nadie más, quiero despertar cada día, girar mi rostro a un lado y admirar aquellos dos pares de ojos hermosos y pensar, "Lo logré, finalmente lo logré".

La chica lo admiraba con sus ojos completamente empapados en lágrimas, con una sonrisa de oreja a oreja que no desaparecía, todos a su alrededor aplaudían, algunos lloraban junto a los novios, todo era hermoso, sumamente hermoso.

- _______ eres el amor de mi vida y jamás tuve una pizca de duda en aquella verdad, sabía que eras parte de mi destino, un destino por el cuál me aferré, y que hoy en día agradezco mucho. Te amo, jamás lo dudes ni un segundo, jamás dejaré de hacerlo, mi alma te ama y necesita, siempre lo hará.

Tras unos minutos de conmoción, finalmente se colocaron mutuamente los anillos de matrimonio, mientras el sacerdote daba el veredicto final.

- Aidan Gallagher, ¿Aceptas a _______ cómo tu esposa? La cuál amarás y respetarás por el resto de tu eternidad? En la salud y en la enfermedad.

- Sí, acepto, te recibo como mi esposa y prometo amarte fielmente durante toda mi vida. - Respondió el chico, mientras colocaba el respectivo anillo a su mujer, quién lo miraba con profundo enamoramiento.

- ________, ¿Aceptas a Aidan Gallagher como tu esposo? El cuál amarás y respetarás por el resto de tu eternidad?

- Sí, acepto, te recibo como mi esposo y prometo amarte fielmente durante toda mi vida. - Respondió mirándolo totalmente embobada, sin aún poder procesar que finalmente lo estaban haciendo, que finalmente estaba pasando.

- "Muy bien, entonces, yo los declaro, marido y mujer, puede besar a la novia".

...

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Publicaré un capítulo más, será el final oficialmente.

Los amo. <3

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