𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐣𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬

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﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏;;📍 Sɪᴇᴍᴘʀᴇ ᴊᴜɴᴛᴏs

Lentamente separaron sus rostros después de ese largo beso, ambos completamente sonrojados, con cierto brillo en sus ojos, siendo iluminados por la serie de luces en los árboles, por la luz de la luna y las estrellas.

— Aidan, gracias por ese beso.

Aidan algo risueño contestó. — Al contrario, debería yo agradecerte a ti.

— ¿Agradecerme por qué?

— Por estar a mi lado.

_______ sonrió y volteó a ver las estrellas, recargando su cabeza sobre el hombro del ojoverde. — Aidan. – sonrió. — Cada estrella que veas en el cielo es una razón por la cual sigo a tu lado.

Aidan caminó sobre la nieve, dirigiéndose a los árboles, tocando los pequeños cristales de nieve que colgaban en la punta de algunas de sus hojas.

— Eres tú. – dijo sin más. — Eres tú quien quiero a mi lado, eres tú a quien quiero acariciar, besar, abrazar, vivir, reír, llorar, amar.

Nuevamente su vista se dirigió al cielo. — Sabes, ahora podemos ver las estrellas sin el miedo de que pueda morir por este clima. - rió frotando sus palmas cubiertas por la tela de sus guantes, acercándolas a su boca, en donde con su aliento intentó darles calor.

— No digas esas cosas ahora, idiota.

— Deberías alegrarte por eso, no moriré, al menos no ahora.

— ¿Ahora...?

— ¡Dios, no me refiero a que pasará pronto! – dijo moviendo sus manos de un lado a otro, arrepentido por el juego de palabras que había utilizado. — Me refiero a que moriré algún día, como todos los seres humanos, pero viviré lo suficiente como para disfrutar de las hermosas cosas de la vida, de ti.

— Ambos moriremos cuando seamos unos ancianos, orgullosos de todo lo que vivimos en esta nueva vida. – sonrió ilusionada.

— Envejeceremos, pero está vez será juntos.

— Así será.

— Mañana iremos de nuevo con la espiritualista, quería saber si ya te sentías con menos miedo, ambos tenemos que estar totalmente tranquilos para poder conseguir cada uno de los recuerdos, no solo pequeños fragmentos.

— Mentiría si dijera que no tengo nada de miedo, pero créeme que me siento mucho más tranquila, muchas gracias por eso.

— ¿Acaso yo conseguí eso? – sonrió victorioso.

— Sí. Me hiciste abrir los ojos, no importa que pueda suceder, si antes no lo intento no podré tener una vida plena contigo, estoy dispuesta a hacer cualquier cosa para que nuestras almas vivan una vida justa, una vida feliz.

— Lo intentaremos y nuestros esfuerzos rendirán frutos, ya lo verás, pequeña.

...

Martes 15 de enero, 12:36 p.m.

_________ se encontraba en su salón de clases, a pesar de estar ocupada con su situación con Aidan, no podía faltar.

Su mirada estaba perdida observando por la ventana los árboles cubiertos por la nieve del exterior, cuando su celular vibró, haciéndola salir de sus pensamientos.

De: Aidan Gallagher (Enviado el 15 de Enero a las 12:40 p.m.)
[No falta mucho para que salgas de clase, ¿Te parece si voy a tu escuela? Para que tu madre no tenga que pasar por mí e irnos juntos a donde la espiritualista.]

T/N
[Me parece bien, te estaré esperando en la salida, solo espérame un poco más..]

Aidan Gallagher
[Entonces nos vemos más tarde, bonita. (≧∀≦)]

Dicha última clase transcurrió con normalidad, para _______ pasaban en cámara lenta, no veía la hora de por fin salir e ir a con esa mujer, encontrar con la hipnosis una respuesta de lo que sucedía, una respuesta dentro de sus recuerdos de lo que debía hacer para cambiar el dichoso destino impuesto por una maldición.

Ambos querían vivir su propio destino, uno en el cual se veían juntos hasta el final, en cuerpo y alma, felices, amándose con la misma intensidad como lo han estado haciendo hasta ahora, pero está vez, en una vida más justa para los dos.

Finalmente, el sonido de la chicharra se hizo escuchar.

— Por fin. – dijo entre dientes guardando todos sus útiles en la mochila, colgándola sobre su hombro izquierdo, saliendo en un paso acelerado del aula.

Ni siquiera hizo faltar buscar, podía sentir la calidez de su alma gemela.

— Llegaste temprano. – dijo pasando entre una pequeña multitud de estudiantes de su mismo curso, abriendo paso para ver aquellos ojos verdes que tanto amaba.

— Sería muy poco caballeroso de mi parte hacerte esperar aquí. – sonrió tomando la mochila del hombro de su amada, cargándola él por su cuenta.

— Así que te consideras un caballero. – rió.

— Así es, y tú mi dulce princesa. – sonrió.

Un pequeño latido acelerado en el corazón de ______ hizo acto de presencia. Eran indescriptibles aquellas sensaciones que el joven causaba en su corazón, eso era a lo que llamaban amor en las novelas de romance, pero incluso creía que el significado de lo que ella sentía a su lado era más profundo.

La palabra amor no le hacía justicia a las fuertes emociones y sentimientos que ambos sentían mutuamente.

Incluso un "Te amo" se quedaría corto comparándolo con la conexión de esas dos bellas almas.

Podían estar rodeados de varias personas como lo estaban ahora, eso no importaba, el mundo a su alrededor quedaba como segundo termino, ellos vivían su propio mundo, todo lo demás se desvanecía, miradas conectadas al igual que sus corazones, no hacían falta palabras, se amaban y no había duda alguna de eso.

— ¿Estás lista? El día de hoy podemos obtener una respuesta de lo que nos deparará el futuro, de lo que podemos hacer para ser felices.

— ¿No lo somos ya? – preguntó ella, mirándolo con una tranquila, llena de paz.

— Sí, lo somos, estoy cien por ciento seguro de eso, pero juntos viviremos sin miedo del futuro incierto impuesto por lo que sea que habrá pasado en el pasado. Viviremos el presente.

— Tienes razón. – suspiró. — Viviremos el presente, juntos.

— Y aseguraremos un futuro, juntos.

— ¿Siempre juntos?

— Hasta el final.

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Nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora