𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐬𝐚 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫

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﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏;;📍 Pʀᴏᴍᴇsᴀ ᴅᴇ ᴀᴍᴏʀ

La nieve había parado de caer hace unas cuantas horas, la brisa del viento se había tranquilizado un poco, las luces color ámbar iluminaban las calles, había pasado navidad ya, pero aún así, los adornos decorativos seguían en las calles.

Ambas manos cubiertas con la tela de los guantes se unieron al abrir paso sobre la nieve, caminando en sincronía.

— ¿A dónde iremos?

— Es una sorpresa, tú sólo sígueme. – respondió Aidan girando lentamente su cabeza dándole una cálida sonrisa, sus mejillas y nariz rosadas por el frío lo hacían ver adorable, al igual que verlo jugar con el humo que desprendía su boca al hablar por el clima frígido.

Ella solo correspondió la sonrisa y asintió con la cabeza, confiaba plenamente en él, cualquier lugar al que fuera, si era a su lado, se sentiría segura.

— No falta mucho para llegar, ¿Puedo cubrir tus ojos? Creo que sería mil veces mejor si lo ves una vez que lleguemos.

— ¿Cu-Cubrir mis ojos? – expresó nerviosa viéndolo fijamente, Aidan solo sonrió sin decir ni una sola palabra más, ella hizo lo mismo, correspondió aquella amable sonrisa, negando con la cabeza. - Está bien, solo no me hagas caer.

Aidan entusiasmado se colocó detrás de ______, rodeó sus hombros hasta llevar sus manos sobre los lindos ojos de la chica.

— Ahora solo camina, confía en mí.

— Confío en ti. – enunció en un tono algo suave. — Siempre lo he hecho. – susurró para si misma, sus piernas comenzaron a caminar nuevamente, lo único que la guiaba en ese momento además de Aidan era la nieve en el suelo, podía sentir que caminaban sobre el césped cubierto por toda esa acumulación de nieve, algo dentro de ella le decía que sería un muy buen día, o al menos eso intentaba el ojiverde.

— Llegamos, contaré hasta tres y retiraré mis manos, ¿Estás lista?

— Estoy lista.

Aidan comenzó la cuenta progresiva hasta llegar el número tres, en donde retiró de un momento a otro las manos que cubrían los ojos de ______.

Era maravilloso, era una vista espectacular. Nieve sobre todo el césped, no había ni un solo espacio en blanco sin llenar, los árboles estaban repletos de la nieve que había caído hace unas horas, al igual que los hielos que colgaban de los árboles como si de esferas navideñas se tratase, eso añadiendo la serie de focos de colores rodeando aquellos pinos gigantescos, lucía como un verdadero escenario navideño de película de Hollywoodense.

— Es hermoso... - susurró para si misma con los ojos sumamente abiertos, admirando todo lo que su vista periférica podía contemplar. — ¡Es hermoso! - dijo volteando su vista al chico de ojos verdes nuevamente.

— ¡¿Verdad?! Me encargué de poner todas estas luces para darte una linda vista. – sonrió gentilmente. — Sé que últimamente la has estado pasando difícil, al igual que yo. – suspiró con fuerza. — No te mentiré, también tengo miedo de lo que pueda pasar en un futuro lejano, o quizás no muy lejano. – Aidan suspiró con fuerza, dejando salir su aliento sobre el denso aire, sobre el frígido ambiente. — Nos dijeron que fuimos maldecidos, quizás en nuestra vida pasada, no lo sé, ni siquiera sé la razón, pero tengo una sola cosa clara.

________ miró atentamente al chico, aquel tono de voz que usaba le daba cierta confianza a pesar del tema que estaba tocando.

— Pase lo que pase, estaré a tu lado, siempre.

El corazón de la chica comenzó a latir con fuerza, las dulces palabras del chico jamás fallaban.

— Sé que en un pasado te lo dije, pero esta vez no solo mi alma estará contigo, quiero estar contigo en cuerpo y alma.

— También quiero eso... no quiero que te vayas de mi lado una vez más.

— Mañana intentaremos manifestar todos nuestros recuerdos nuevamente, espero obtener una respuesta, para poder deshacer esta maldición.

De pronto, Aidan se recostó sobre la nieve, señalando la extensión de estrellas sobre el inmenso cielo obscuro, con su dedo índice tratando de trazar las constelaciones que se formaban sobre sus iluminados ojos.

— Encontraremos esa respuesta, desharemos esa maldición y seremos felices, esa será nuestra promesa, ¿Qué dices?

La chica sonrió, dobló sus rodillas hasta quedar completamente sentada sobre la fría nieve, en donde se recostó a un lado del chico, contemplando de igual forma la bella vista en el cielo.

— Es una promesa, una promesa de amor.

Aidan lentamente pasó su mano sobre la de ella, acariciando en un inicio su palma con la yema de sus dedos, entrelazando sus dedos con los de ella, observando el rostro de ______ con cierto rubor en sus mejillas.

— ¿Qué tanto ves, Gallagher? - preguntó riendo nerviosa, sin despegar su vista del cielo, podía sentir aquella mirada penetrante sobre ella.

Un silencio predominó por unos cuantos segundos, hasta que el pelinegro decidió decirlo.

— ¿Puedo besarte?

Nuevamente su corazón enloqueció.

¡¿Qué había pedido Gallagher?! ¡¿Un beso?!

— ¡Lo lamento! Eso fue muy poco caballeroso de mi parte. - rió viendo la reacción de la contraria, sobó un poco su nuca. — Antes de eso, quiero preguntarte una cosa.

— ¿Pre-Preguntarme qué? - dijo intentando tranquilizar los latidos acelerados de su corazón.

— Hemos sido pareja desde nuestra vida pasada, pero jamás te lo pregunté en esta. ¿Quisieras ser mi acompañante hasta el final de esta vida?

— Es una pregunta estúpida, eres mi alma gemela, sabes mi respuesta.

— Lo sé, solo quiero oírte decirlo.

— Sí Gallagher, siempre seré tu amada, en esta y en cualquier otra vida.

Aidan sonrió, devolviendo su vista a las estrellas. — Entonces... ¿Puedo besarte?

Las manos de ______ comenzaron a temblar, al igual que su corazón, nunca se imaginó que Aidan pediría un beso esa noche nevada, pero sin duda, era algo que anhelaba con toda su alma, poder disfrutar de esos finos labios rosados.

— ¿Qué tipo de beso...?

— ¿No quisieras descubrirlo? Será una incógnita hasta que decidas concedérmelo.

— Solo hazlo Gallagher, sé que lo deseas.

— Entonces es un sí, bella dama. – sonrió algo coqueto, levantándose de la nieve, pidiéndole a la chica que hiciera lo mismo. — Un beso tuyo bajo las estrellas, rodeados con esta luz ámbar, abrazados con este clima helado, sin duda lo deseo con todo mi corazón.

No hicieron falta más palabras, ambos sonrieron, las expresiones en su rostro podían detonar lo mucho que ambos anhelaban unir sus labios en un dulce beso, un sello oficial de aquella promesa de amor.

Lentamente acercaron sus rostros, Aidan retiró los mechones de cabello que cubrían sus ojos, dejándolos por detrás de su oreja. — Tienes unos ojos hermosos. – dijo sobre sus labios, a pocos centímetros de unirlos a los de ella. — Te amo, pequeña. – susurró antes de besarla, acariciando su mejilla mientras la besaba, ambos con los ojos cerrados, disfrutando de ese precioso beso el cual perduró bastante, ninguno de los dos tenía la intención de separarse, ambos querían permanecer ahí.

Aquellas dos almas deseaban permanecer ahí por el resto de sus vidas.

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Nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora