𝐒𝐢𝐧 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨 𝐚𝐥 𝐟𝐮𝐭𝐮𝐫𝐨

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﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏;;📍 Sɪɴ ᴍɪᴇᴅᴏ ᴀʟ fᴜᴛᴜʀᴏ

Con una mirada llena de un inmensurable cariño ella tomó asiento frente al pequeño sofá frente al chico, antes de hablar, ofreció una cálida sonrisa que enterneció por completo al ojiverde, llevándolo a agachar la mirada un poco avergonzado, sonriendo para si mismo con las mejillas algo enrojecidas llevó sus manos al piano.

— Adelante, cualquier melodía que provenga de ti, la escucharé.

Aidan volvió a sonreír, esta vez levantó la mirada sólo un poco y miró de reojo a la chica.

— Esta canción expresa a la perfección lo que siento por ti.

Tan sólo con escuchar las primeras notas de aquel instrumento, la piel de la chica se erizó por completo, acarició un poco sus propios brazos para después recargar su rostro sobre una de sus manos, observándolo con ternura.

El sonido de la lluvia, el calor que desprendía el fuego de la chimenea, aquella preciosa melodía, la voz del chico, la pasión con la que tocaba cada nota, la poca luz que entraba a través de los ventanales haciendo iluminar aquellos preciosos ojos verdes, todo, completamente todo en aquella escena la hacía sentir segura, certera de la idea de que estaba con la persona correcta en el lugar correcto.

— Desde siempre he amado la música, pero ahora que estás aquí,, puedo sentir cada una de las notas, cada palabra, cada melodía.

Un pequeño suspiro se escapó de entre sus labios, con cierta calma se puso de pie, dió un par de pasos pequeños hasta el chico y depositó un tierno beso sobre la frente de Aidan.

— ¿Sabes? — exclamó antes de tomar asiento en el mismo banco del chico, tomando una de sus delgadas manos, entrelazando lentamente cada uno de sus pequeños dedos a los de Aidan, sin despegar la vista de aquel entrelace. — Siempre, desde que tengo memoria, me preguntaba que sería de mi vida en los próximos años, me aterraba la idea de pensar en un futuro incierto, de todas las posibilidades con las que contaba el universo. Incluso hasta hace poco lo seguía haciendo, me preocupaba el desenlace de nuestra historia.

Aidan miró de reojo con cierta incertidumbre, no dijo ni una sola palabra, quería seguir escuchándola, por mucho más tiempo.

— Siempre has sido el mismo Aidan, el mismo chico del que me enamoré en esta y en las demás vidas. Todos los recuerdos que tengo, me muestran a un Aidan despreocupado, viviendo su vida al máximo sin miedo al futuro, viviendo el ahora sin mirar al pasado con remordimiento o el futuro con pavor, siempre estuviste dispuesto a avanzar si eso te llevaba a descubrir nuevas cosas, nuevos recuerdos o nuevas aventuras.

De pronto, un par de lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, Aidan acarició con delicadeza uno de sus brazos, brindándole un poco de su calor.

La chica limpió rápidamente sus lágrimas con ambos pulgares y se puso de pie, avanzando un poco hacía la chimenea, a un lado de ella se encontraba una mochila, de donde sacó un pequeño lienzo, una paleta y unos cuantos tubos de pinturas al oleo.

— A partir de ahora, quiero vivir nuestro presente, en espera de aquello que nos depare el destino. De nuestro pasado únicamente quedan recuerdos que nos acompañan a aquel futuro incierto pero emocionante. Quiero plasmar en esta pintura un nuevo recuerdo, a ti.

Aidan miró con pasmo a su amada, tragó saliva antes de hablar, intentó ponerse de pie enseguida para correr a abrazarla, pero antes de que si quiera pusiera un pie fuera del banco, ella se acercó con rapidez a dejarse caer en entre brazos, Aidan sonrió con dulzura, con lentitud y delicadeza acariciaba el suave cabello de _______, dando de vez en cuando una palmadita en su espalda.

— Adelante, soy tu modelo, píntame como desees.

_______ se volvió a reincorporar, asintió con un movimiento de cabeza y volvió a tomar asiento frente al chico, detrás de Aidan, se podía observar a través de los ventanales las gotas de lluvia, además de un bello atardecer en aquel inmenso campo de flores.

Pero el verdadero toque artístico, era él, aquella bella sonrisa. Su cabello aún permanecía un poco mojado por la lluvia de hace un rato.

En aquella pintura, _______ quería capturar absolutamente todo, desde las gotas plasmadas sobre los vidrios, hasta el tono exacto de las mejillas sonrojadas del ojiverde.

Después de unas cuantas horas, finalmente logró terminar el cuadro, lo dejó sobre un pequeño buró de madera en espera de que éste se secara pronto. Aidan se acercó un poco para admirar el cuadro, sin duda su chica tenía talento, a base de esfuerzo.

Depositó un tierno beso sobre los labios de la chica antes de rodearla completamente por la cintura y cargarla en el proceso, llevándola consigo como si fuese un costal de papas.

— Es tarde, es hora de dormir pequeña.

No pudo resistirse, no podía hacerlo, esos dos ojos verdes y esa sonrisa la podían.

Depositó a la chica sobre la cama con delicadeza y después tomó asiento a su lado, acurrucándose a su lado, colocando su cabeza sobre su pecho, podía escuchar con claridad cada latido proveniente de su amada.

— Cada latido tuyo lo tomaré como un te amo, ¿Te parece?

Ella se perdió entre las cobijas avergonzada, pudo escucharse un ligero "Sí" provenir de sus labios.

— No te avergüences, mis latidos también significan lo mismo, amor mío.

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