𝐔𝐧 𝐭𝐞 𝐚𝐦𝐨

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﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏;;📍 Uɴ ᴛᴇ ᴀᴍᴏ

Chocolate caliente y una manta, nada mejor que estar en casa junto a su adorada hija.

Se dedicaba a contarle cada detalle sobre su cita de anoche con Roxanne, todo había sido maravilloso, finalmente, llegó a la parte más esperada por ambas.

— Entonces ella dijo "Créeme que, volverás a tener noches como ésta, conmigo", y yo le respondí que estaba entusiasmada por esas noches, y después ella... – sus mejillas se ruborizaron un poco, agachó la cabeza un poco, podía notarse una sonrisa apenada por debajo del cabello que llegaba a cubrir su rostro.

— ¿Y después ella qué, mamá? – preguntó ansiosa por saber como continuaba aquel relato.

— Acarició mi rostro, y después... me besó.

_______ se atragantó con una galleta que acababa de ingresar a su boca, su madre algo preocupada golpeó varias veces la espalda de su hija, cualquier persona que hubiera visto aquella escena sin duda le parecería graciosa.

Después de unos cuantos segundos más, finalmente volvió a la normalidad, no hasta que alzó la voz, gritando tan fuerte que su madre se asustó por el repentino grito.

— ¡¿CÓMO QUE SE BESARON?!

— No me regañes, ni siquiera sé porque seguí el beso, pero...

— No es un regaño, al contrario, sólo estoy impresionada, aunque ambas sabemos completamente porque correspondiste su beso. – sonrió alzando su ceja un poco.

— En realidad no, no lo sabemos.

— Te gusta Roxanne.

— No lo creo así.

— Pues yo sí. ¿No sientes una hermosa conexión con ella? Estoy segura de que lo sentiste así apenas la conociste.

Claro, sabía perfectamente de lo que hablaba, ella también había sentido lo mismo cuando conoció a Aidan por primera vez, en cada vida sentía esa conexión tan fuerte apenas lo miraba a los ojos, sabía de lo que hablaba, una conexión de almas, de almas gemelas.

— A veces me das miedo. – tomó su taza y caminó hasta la cocina para servirse un poco más de chocolate. — Me da miedo que sepas expresar a la perfección mis sentimientos, más que yo misma. – rió.

— Bueno, pues... – sacudió las boronas que había sobre la manta antes de ponerse de pie e ir a donde su madre. — Al sentir lo mismo con Aidan creo que puedo entenderlo. En ocasiones siento que soy mala queriéndome expresar, sin embargo, con él encuentro las palabras perfectas, aunque sé que ninguna le hace justicia al gran amor que le tengo. Así que sí, supongo que entiendo parte de la forma en que te sientes.

— Realmente amas a ese chico. – con su dedo índice dió un toque en la nariz de su hija.

— Ya hablamos mucho sobre amor, ya basta, que me arrepentiré de contarte sobre mis sentimientos. – bufó sonrojada.

Su madre rió. — Ese lado cursi tuyo me agrada, deberías ir a verlo, el clima está lindo, y yo debo ir al trabajo, olvidé unos documentos en mi oficina. – dijo echando una mirada por la ventana, algunos copos de nieve caían, no había viento, el sol comenzaba a ocultarse.

— Tienes razón, iré a visitarlo. – sonrió, tomando un abrigo que estaba colgado sobre el perchero de la entrada. — Te amo mamá, gracias por pasar la tarde conmigo, adoro hablar contigo, no lo cambiaría por nada del mundo.

— Yo te amo más cariño.

...

Sus manos se encontraban entrelazadas, balanceándose al ritmo de sus pasos sobre la nieve, de sus suspiros helados.

— También me lo contó todo Roxanne, no puedo creer que haya besado a tu madre. – rió de una forma bastante tierna, frotó un poco sus manos para sentir algo de calor,

— He visto a mamá más feliz desde entonces, mis ojos no se equivocan jamás, ellas son almas gemelas.

— Aún sin poseer tu don, puedo decir lo mismo, lo son, al igual que nosotros.

Sus piernas siguieron caminando sobre un camino lleno de césped congelado, no compartían palabras, no era necesario, su misma presencia bastaba para sentirse como en casa, únicamente se dedicaban a mantener la vista pegada al inmenso cielo negro, las estrellas lucían preciosas como siempre.

El celular de _______ interrumpió la vista de ambos por un momento, decidió sacarlo del bolsillo, era extraño, un número desconocido estaba llamando. Miró a Aidan por un momento, él se alzó de hombros.

¿Quién habla? - Preguntó al contestar la llamada.

¿_______?

Amm... sí, ¿Quién habla? – volvió a preguntar.

Soy Jeremy, amigo de tu madre, compañero de trabajo. Lamento mucho el motivo de ésta llamada. – suspiró. — Realmente sé cómo decirte esto, tu madre era una excelente mujer...

Las manos comenzaron a temblarle por detrás del teléfono, por las palabras que decía aquel hombre, un millón de pensamientos nada positivos se cruzaban por su mente, haciéndola hablar temblorosamente.

¿A-A qué se refiere con "era"? Es una excelente mujer, hoy mismo en la tarde me dijo que me amaba, no entiendo que tipo de broma es ésta.

Me alegra que te lo haya podido decir antes de marcharse, estoy seguro de que te amaba más que a nadie.

— ¡¿De qué carajos hablas?! – gritó alterada, todo su cuerpo temblaba, Aidan escuchaba la conversación, sostuvo el cuerpo de su amada.

– Hace unos minutos los médicos dictaminaron que desgraciadamente falleció, fue un paro cardiaco. Lamento mucho esto.

...

Nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora