Impostores

Epílogo

La bebé lloraba, probablemente porque él no sabía aún cómo sostenerla. Abril sonrió, se la quitó de los brazos con extremo cuidado y la arropó en su manta rosada y bordada a mano por la abuela.

A unos cuantos metros de distancia, Javi ayudaba a Gera con las hamburguesas y Juli armaba la mesa de ensaladas con Isabel, ayudadas por un diligente y servicial Benjamín. Majo estaba recostada en una hamaca que sus hermanos le habían instalado, descansando.

Ellos dos se habían alejado un poco por disfrutar del silencio y de la niña, pues Marco no se atrevía a tomarla en brazos con tantas distracciones alrededor. Que fuera tan frágil y pequeña lo ponía nervioso.

—Te queda muy bien —sonrió él, abrazando a la castaña por la espalda y mirando a la niña por encima de su hombro.

Abril tarareaba una nana que comenzaba a hacer dormitar a Emilia y a llevar a Marco a un estado de trance sumamente agradable y cálido. Él suspiró y hundió la nariz en su cuello. Se quedó allí un rato, procurando absorber cada aspecto del momento que estaba viviendo y fijarlo en su memoria para, cuando tuviera un mal día en el futuro, poder evocarlo.

—¿Imaginas lo hermoso que será cuando tengamos uno? —soltó, extendiendo la mano para acariciar con extremo cuidado la frente de la bebé.

Abril volteó la cabeza y lo miró con ternura antes de besarlo suavemente. Sus besos siempre le habían sabido dulces y embriagadores, y ese no era la excepción. Posó de nuevo los ojos en su sobrina, que ya dormía apaciblemente y pensó en que no podía imaginar el mundo sin ella, ahora que estaba ahí. Notó que Abril tenía una expresión pensativa mientras observaba a las familias de ambos en el patio y buscó con los ojos el motivo de su reflexión. No tardó en notar que aquella escena era sin duda surreal.

—Oye, ¿estaba la duración estipulada en el contrato? Si no, creo que se nos fue un poco la mano —soltó con fingida seriedad Abril.

—Eso te pasa por no leer la letra chica —suspiró con una sonrisa encogiéndose de hombros—. Hubieras sabido de la cláusula ad eternum.