Parte 20

3K 410 56
                                    

—He jugado contigo todo este tiempo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—He jugado contigo todo este tiempo.

Las palabras dieron vueltas en tu cabeza. Tal fue la conmoción de ello que te sentiste mareada, y tuviste que tomarte de la pared a tus espaldas.

Nanami hizo el intento de sostenerte, quizás en un acto heroico que luego utilizaría contra ti, pero le apartaste con un movimiento brusco de mano.

Te sentías vulnerable en su presencia.

No tenía caso intentar contener las lágrimas frente a él ahora, ya había golpeado una gran parte de tu orgullo, lo único que quizás podía quedarte.

Tus ojos cristalizados no removieron ni una sola fibra de su rostro. Siguió tan monótono y seco cómo siempre, con un sutil brillo de molestia en su mirada.

Tomaste un suspiro lento, y te convenciste internamente de que podrías, una vez más, superar eso en la mañana.

—Fue un error —soltaste con un nudo en la garganta, más para ti misma que para el hombre ahora a tus espaldas.

—No juegues a ser inocente ahora.

No, no eras inocente, era ingenua.

—Sé lo que hice, pero yo... —no encontraste las palabras para describir el sentimiento tan delictivo que crecía en tu interior. Mierda, era tan difícil explicarlo, porque si te lo decías a ti misma sin tacto sonaría crudo e inhumano; Te gustaba físicamente tu secuestrador, pero tus sentimientos hacía él eran odio puro. Tu familia estaba en peligro, y tú no tenías un jodido plan para salvarlos, principalmente por estar al pendiente de él, de tu secuestrador.

Simplemente estabas siendo una inútil.

—Anata wa subete o shiru tame ni asonde imashitaga, nani mo shirimasen.

Estabas jugando a saberlo todo, pero no sabes nada.

—Nunca jugué a saberlo todo...

—¿Entonces? Dejémonos de juegos, quién cometió el maldito error fue yo, si eso es capaz de consolarte ahora.

—No quiero tu lastima —gruñiste entre dientes.

—Y yo no preciso de tu perdón —soltó el rubio de forma seca, elevando la barbilla con total altanería—. No puedes escapar de esto, no ahora, entiéndelo. Nadie puede esconder la mano después de lanzar una piedra.

Bufaste con cinismo. —¿Qué propones que haga? Estoy amarrada de manos.

—Pasa de página, no soy tu maldito coach personal, no estoy para animarte o hacerte sentir bien, solo entiende. Lo hecho, hecho esta, nada ni nadie puede revertirlo.

Sus pasos fueron hacía la salida de nuevo, no te sorprendía aquello, siempre huía, como si fuese él quién estaba atrapado y no tú.

—Siempre huyes de esto...

Bajo tu Piel | Nanami Kento | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora