El invierno había llegado para aquel entonces, y de alguna forma la organización había estado sutilmente descuidada por su líder. Los Yakuzas no le habían molestado por un largo tiempo, debido a que no lograban dar con su persona ni con la propia princesa.
Quizá era hora de que el matrimonio entre ambos bandos se llevara a cabo.
Habría sido una jugada perfecta, habría sido la clave a todo aquello, de no ser la noticia que le llego aquella noche.
—¡Señor Gojo, señor Gojo!
El soldado entro corriendo, lucia pálido, y su respiración era irregular. El imponente hombre, en aquel entonces joven y medianamente ingenuo, se levanto de un salto, mirando y leyendo entre líneas que la expresión en el rostro de su soldado no podía significar nada bueno.
—¿Qué sucede?
El pobre soldado trago grueso, intentando reunir el valor suficiente para explicar la situación que le carcomía el alma. —El vigilante escapo con la princesa, los perseguimos, pero huyeron, ahora mismo tenemos una sospecha de en donde pueden pasar la noche, pero...
—Suficiente —le cortó de golpe. La ira llameaba en su interior después de escuchar aquello. Había descuidado a la chica, y ahora tendría que pagar las consecuencias de confiar en alguien.
No espero mas, y salió de su oficina. Los enormes patios de su mansión se extendían frente a el, en una promesa de todo aquello que podría haberle pertenecido a ella de igual forma, a un nivel inferior, por supuesto. Las mujeres en la mafia no tenían la misma posición que sus maridos, al menos no en La Nadretta.
Tomo su SUV*, y sin mas comenzó a conducir con velocidad. No paso mucho tiempo cuando noto varios autos siguiéndole desde atrás, haciéndole sonreír ladino, totalmente seguro. Eran sus subordinados, listos para recuperar aquello que le pertenecía al jefe, a la organización.
La información de ubicación se registro, y el sistema inteligente del auto le indico la ruta que debía seguir.
—¿Hace cuanto escaparon? —pregunto el líder por medio del comando de voz que conectaba todos los SUV.
Un saldado contesto casi de inmediato, con la voz agitada. —Al rededor de siete horas. Contábamos con Cassio para la protección de la princesa Kaori, jamás creímos que escaparían juntos, así que nos enteramos hace no más de media hora.
—¿Cómo lograron localizarnos?
—Cámaras de seguridad.
Era un buen punto. La Nadretta, al ser una organización delictiva, tenia alto exceso a casi cualquier información del país entero. Habían pasado varias generaciones en la que el poder incrementaba cada vez mas y mas.
La ubicación exacta era un motel barato, posiblemente con la intención de pasar totalmente desapercibidos.
Cassio llevaba un largo tiempo trabajando como soldado, pero aparentemente no tenia mucho conocimiento sobre como huir. Quien se adentra en aquel mundo, nunca podrá salir inafectado.
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Bajo tu Piel | Nanami Kento | ©
FanfictionLa pequeñas mentiras piadosas se escapan de tus labios mientras me abrazas. Me hice la tonta desde el inicio, pero siempre supe que en algún momento simplemente me dejarías. De todas formas, nunca dije nada, porque temía perderte antes de tiempo. F...