La pequeñas mentiras piadosas se escapan de tus labios mientras me abrazas. Me hice la tonta desde el inicio, pero siempre supe que en algún momento simplemente me dejarías. De todas formas, nunca dije nada, porque temía perderte antes de tiempo.
F...
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El sol radiante en el exterior se sintió cálido contra tu piel.
Lilly y Aria recién se habían tomado un baño, así que parecían dos flores frescas bajo los rayos del sol. Jugaban sobre la superficie de madera del porsche, charlando sobre juegos divertidos que posiblemente tu no entenderías.
Phoenix se acercó a ti para restregarse contra tus piernas desnudas, debido al pequeño pantalón de mezclilla que vestías.
Te acuclillaste sobre el suelo para estar a su altura, acariciándole el pelaje suave tras sus orejas.
—¿Disfrutas del día, amiguito?
El enorme perro oscuro pareció sonreír, jadeando por el calor del día.
Miraste sobre tus hombros, y te encontraste con Nanami mirándolos desde el marco de la puerta. Tenia los ojos entrecerrados debido al fuerte sol, y sus mechones rubios relucían por la intensidad de la luz.
Le sonreíste con algo similar a la simpatía, y el pareció copiar el gesto después de unos segundos, recomponiendo sus facciones al percatarse de ello.
Un par de minutos después decidiste hornear unos cupcakes con algunos ingredientes que Nanami había traído de la tienda cuando fue a por Lilly. A las niñas les gustaría, y en parte tu necesitabas probar algo dulce después de tanto tiempo.
Estabas concentrada en ello hasta que sentiste la presencia de Nanami a tus espaldas, simplemente mirándote.
—¿Qué haces?
—¿No es evidente? —preguntaste sarcástica, a lo que él rodo los ojos, recostándose al borde de la cocina, muy cerca de ti.
—Sólo quería ser amable —entono con un tono burlón.
Asentiste, lanzando un pequeño bufido. —Oh, por supuesto —soltaste con una pequeña sonrisa, encargándote de preparar la harina—. Quiero sorprender a las niñas.
El rubio ladeo la cabeza ante tus palabras. Se dio la vuelta, y lavo uno de sus manos disimuladamente, para poco después tomar una pequeña gota de la mezcla y llevarla a su boca con lentitud, sin apartar su mirada de ti. —Sabe bien.
Sentiste tus mejillas sonrojarse levemente, apartando la mirada de inmediato.
—E-eso es bueno —carraspeaste para disimular, volviendo a lo tuyo.
Nanami alzo su barbilla, divertido por su actitud vergonzosa. Un par de segundos después de expresión pareció tornar un giro totalmente diferente. Su mano se elevo para acariciar tu mejilla, y sus rasgos serios llamaron tu atención considerablemente.
—Estaba pensando en que tal vez...
Sus palabras se detuvieron al escuchar una serie de disparos en el exterior. Sonaban algo distanciados, hasta que otros mas fuertes comenzaron a resonar demasiado cerca de la casa.
