Parte 32 - Veinticinco años atrás 1/2

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Veinticinco años atrás. 


—Suéltame antes de que lo lamentes. 

La mirada oscura de la chica se elevó hasta enfrentar altivamente al líder de los soldados. Temblaba de miedo, de rodillas sobre el suelo, pero sus negruzcos ojos llameaban en ira y valentía. 

Prefería morir antes que someterse a los enemigos de su padre. 

El hombre rio desmesuradamente. —La princesa japonesa parece toda una pantera indomable. 

La chica maldijo interiormente. Su cabello oscuro, lacio y brillante caía como una cascada sobre su espalda, resaltando aquellos rasgados ojos prominentes. Si su mirada matase, la cabeza de aquel hombre tendría una terrible daga incrustada en la cabeza. 

—Señor, las fuerzas al norte han colapsado, lo mejor seria mover a la hija del Kumicho antes de que la encuentre.

El hombre corpulento asintió, sin decir mucho. Estaba cansado, llevaba una semana sin dormir bien, planeando constantemente el asalto de la mujer que ahora permanecía frente a el, maldiciéndolo internamente. 

Le miro disimuladamente, sin querer demostrar con exactitud lo que sentía al verle. 

Era hermosa, demasiado, pero en definitiva no era como las mujeres de la Nadretta. Ella tenia carácter, y se mantenía integra a su bando, a los Yakuzas. 

—Llévenla a la camioneta, asígnenle un guardaespaldas, y avísenme cuando estén instalados en la casa de campo. 

El plan era simple, desde un principio lo había sido, y parecía resultar bien hasta el momento. Secuestrarla, mantenerla presa fuera del radar de su padre, y tiempo después, dar el aviso de un compromiso inminente. En aquel desbaratado y sucio mundo, si ella se convertía en su esposa, no había espada o bala que pudiera separarlos. 

La unión entre un hombre y una mujer no se rompía. 

Tomaron a la chica de los brazos, y antes de que pudieran sacarla de la enorme casa en aquella concurrida cuidad, la misma forcejeo, buscando la mirada del tipo, como si aquello de alguna forma le permitiera ganar tiempo, conocer al enemigo hasta el punto de ser capaz de vencerlo. 

El le miro, esperando a por sus palabras, esperando a por aquella queja que ella le daría, o aquella riña de palabras reacias, pero... Estas nunca llegaron. 

La chica forcejeo hasta soltarse, lográndolo ante la confusión del soldado que había insistido en transportarla lo mas antes a los exteriores de la cuidad, donde no podrían encontrarla tan rápido. 

—Mi padre tiene más hijas, no legítimas, pero igual de importantes. Si crees que tomarme hará alguna diferencia, déjame decirte que eres el mafioso mas ingenuo de toda la historia. 

Bajo tu Piel | Nanami Kento | ©Where stories live. Discover now