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La luz del sol despertó a Alemania. El alemán se movió un poco tras abrir los ojos, pues esa no era su habitación y se sentía extraño. Fue entonces cuando recordó que estaba durmiendo con su padre porque Rusia y él habían discutido. 

Se dio la vuelta para abrazar con fuerza a su padre como si se tratase de Rusia. Echaba de menos al ruso, pero no pensaba arrastrarse detrás de él para que le perdonase y volviesen a ser felices. Tal y como había dicho España, era su pareja quien debía aceptarle como era, y si no lo hacía, era su problema.

Notó cómo su padre se movía un poco. Sonrió y le acarició la espalda, mientras se sonrojaba un poco. Alemania se quedó algo extrañado, pero de todos modos, no habló. 

Third Reich abrió en ese momento los ojos, y dio un respingo al encontrarse con Alemania allí. Su sonrojo aumentó debido a la vergüenza. Apartó su mano de la espalda del menor y miró hacia otro lado, deseando con todas sus fuerzas que Alemania no hiciese ninguna pregunta. 

Por suerte para él, el alemán menor tan sólo le volvió a abrazar con fuerza y una gran sonrisa. 

—Hola—saludó Alemania, cuando se separó del mayor. Third Reich le devolvió la sonrisa y se enderezó para desperezarse. Vio a Imperio Japonés durmiendo en su cama, enroscado como un gato. Su cola gatuna no dejaba de moverse de un lado a otro, dándole golpes al colchón con ella. Era adorable.

Fue entonces cuando se acordó de una cosa y agarró su teléfono de inmediato. 

Marcó el número de Italia Fascista, y le llamó, preocupado. Todavía no sabía nada de su aliado, y no había aparecido por allí desde que se había ido. Estaba preocupado por él. Si no estaba con ellos y tampoco estaba con Italia, ¿Dónde estaría? ¿En un hotel, quizás?

Necesitaba saber algo del italiano. Por  lo menos si estaba bien, o dónde se encontraba.

Colgó y volvió a llamar, desesperado. De nuevo, nadie respondió a la llamada.

Quiso despertar a Imperio Japonés para pedirle que le llamase él desde su teléfono. Quizá si Italia Fascista veía que era el asiático quien le llamaba, aceptase y accediese. Pero luego volvió a observarle y decidió esperar a que éste se despertase solo, pues era demasiado adorable cuando dormía.

Antes de que se diese cuenta, Alemania ya se había levantado y acariciaba la cabeza de Imperio Japonés, con una gran sonrisa en la cara. Tenerle  a él era como tener un gato tamaño humano. 

El asiático comenzó a ronronear y a mover su cola felina más rápido de un lado a otro, todavía enroscado y con los ojos cerrados. Emitió un ruidito justo antes de levantar la cabeza, pidiéndole sin palabras a Alemania que le acariciase la barbilla y el cuello.

El alemán obedeció y, segundos después, vio cómo Imperio Japonés abría los ojos y maullaba al ver a Alemania ahí.

Fue entonces cuando oyeron otro maullido distinto. Se trataba de Benito, quien se había subido a la cama del japonés y ahora pedía atención mediante maullidos. El cachorro volvió a maullar y se acurrucó entre los brazos del más alto, con un ronroneo.

. . . 

España se despertó al sentir un tacto en su mejilla. Sonrió, y supuso que se trataba de Italia. Casi de inmediato, se dio cuenta de que no era él, pues el cuerpo del Italiano se encontraba pegado al suyo, y sus brazos le rodeaban desde detrás de él. 

Quizás era Michi, pues después de que Third Reich, Italia Fascista, URSS y él peleasen con los del hotel para que les dejasen entrar con animales (y después de que el alemán les amenazase a todos con sacarles los ojos mientras dormían), consiguieron que les dejasen tener a sus mascotas en las habitaciones.

Alemania y otras cosas bonitas ★ ❀ CountryHumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora