· 19 ·

313 29 36
                                    

—España, por favor, quítaselo—pidió Italia, viendo lo horriblemente feo que le quedaba a Reich el tutú rosa.

El español se encontraba sentado sobre la cama de Alemania y Rusia, ya que había acudido a buscar a Italia a la habitación de la pareja para que le ayudase a ponerle el tutú a la gata. Rusia soltó una risa, mientras España se agachaba en el suelo para ver a la felina.

Reich tan sólo movía la cola de un lado a otro, molesta y enfadada. A España le asustó un poco la mirada de la gata.

—Pero si es muy adorable—respondió éste, mirándola muy de cerca. Reich, que estaba sentada en el borde de la cama, maulló con molestia antes de arañar con la pata el tutú rosa.

—¡Quiero enseñársela a mi padre!—habló Alemania con emoción, agarrando a Reich con cuidado para que ésta no le mordiese ni le arañase. La gata emitió un maullido molesto, pero dejó que el alemán le cargase en brazos como si fuese un bebé.

Ninguno de los que estaban en la sala se atrevió a decirle a Alemania que quizás no era una buena idea. Rusia ni se planteó seguir a su pareja. Seguro que Third Reich no estaba contento de verle apenas siendo las diez de la mañana. España sí que quiso acompañarle, tirando del brazo de Italia.

Siguieron a Alemania, con Michi en los brazos de España, hasta que llegaron a la puerta de la habitación de Imperio Japonés y Third Reich. El hijo de éste último llamó a la puerta, muy contento, y esperó frente a ella, mientras Italia y España llegaban a su lado.

Segundos después se abrió la puerta y pudieron ver a Imperio Japonés allí plantado.

Chilló de emoción al ver a Reich con el tutú rosa y le quitó la gata a Alemania, agarrándola él. La alzó para observarla mejor, feliz. Reich sólo maulló leve y adorablemente. En menos de tres segundos había pasado de los brazos de Alemania a los de Imperio Japonés, y de ahí a estar colgando casi por encima de los dos metros.

—¡¡Reeeiich!!—Gritó el asiático, emocionado como si fuese un niño pequeño giró la cabeza para mirar a su aliado, con una sonrisa. El alemán, con cara de querer morirse, se acercó a la puerta y se puso pálido al ver a Reich.

Imperio Japonés se giró hacia él y le acercó a Reich a la cara. Third Reich se apartó de inmediato, como si le diese miedo o asco. La felina le maulló, enfadada.

El alemán se sentó sobre la cama, mientras Reich se revolvía en las manos de Imperio Japonés. Éste, finalmente, se vio obligado a soltarla. La felina le maulló, enfurecida, a Third Reich desde el suelo. Luego se acercó a él y se subió sobre la cama de  Imperio Japonés, donde el alemán estaba sentado.

Third Reich se apartó un poco de ella, sin dejar de mirarla, y la gata solo volvió a acercarse a él.

—¡Aléjate!—Le medio gritó el alemán a la felina. Ésta le ignoró y continuó acercándose a él cuando se alejaba de ella. Third Reich la miró, con algo de nerviosismo y furia. Trató de calmarse.

Finalmente, la gata se tumbó sobre el regazo del alemán, con un leve ronroneo. Third Reich chilló y se movió un poco, intentando que se quitase de encima suyo.

Reich sólo levantó la cabeza para mirarle, para después maullarle, enfurecida, y soltar un bufido. Se volvió a enroscar sobre el alemán.

—No sé si debería matarla porque es judía o dejarla viva porque es un animal. —Habló Third Reich, verdaderamente dudando.

Pero es que... La gata era muy tierna cuando dormía, no creía que fuese capaz de matar a una cosita tan adorable (y grosera) como ella. Imperio Japonés se rio.

Alemania y otras cosas bonitas ★ ❀ CountryHumansWhere stories live. Discover now