· 18 ·

327 30 47
                                    

Polonia abrazó a Prusia con más fuerza que nunca, mientras cerraba los ojos para disfrutar de su contacto. El prusiano se movió un poco cuando notó que le faltaba el aire, y se enderezó rápido, alarmado.

Se relajó un poco cuando vio que se trataba de Polonia, y tuvo que pedirle con un hilillo de voz que le soltase un poco. El polaco obedeció, antes de saludarle.

—Cześć (Hola)—dijo, con una gran sonrisa. Prusia se volvió a tumbar, siendo imitado por Polonia. El más alto acarició el cabello de su pareja, devolviéndole la sonrisa. El menor se tumbó encima suyo y le envolvió con los brazos.

Prusia le saludó también y le abrazó, al igual que su pareja. Permanecieron así durante algunos segundos, hasta que el polaco se vio obligado a quitarse de encima suyo y enderezarse.

—Prusy, muszę iść (Prusia, me tengo que ir)—habló Polonia, mirándole sin sonreír. Se le veía algo preocupado. Prusia lo notó y se enderezó también, para acercarse un poco a él y mirarle a los ojos. Más que preocupado, se le veía asustado. Polonia no le miró.

—Czemu? (¿Por qué?)—inquirió el prusiano. Polonia tardó algunos segundos en responder, esquivando las miradas de Prusia. Se acercó un poco más a él, asustado.

—Pytanie brzmi ... ja ... muszę iść i dać różową tutu faszystowskim Włochom, które mnie o to poprosiły (Es que... Yo... Tengo que ir a darle el tutú rosa a Italia Fascista que me pidió) —respondió. Prusia se quedó callado durante algunos segundos, antes de abrazarle con fuerza desde detras suyo, y pegar su mejilla a la del menor para que no se preocupase. Ahora entendía por qué estaba tan asustado.

— Potowarzyszę Ci (Te acompaño)—decidió el prusiano. No pensaba dejar que ninguno de los tres miembros del Eje asustasen a Polonia. Y mucho menos Third Reich. El polaco no respondió, y se mantuvo quieto durante algunos segundos.

Finalmente, el más bajo se levantó de la cama y se vistió con lo primero que encontró en el armario. Prusia le imitó y cuando estuvieron listos, Polonia agarró el tutú rosa que había tejido para la gata de Italia Fascista y salieron de la habitación.

Caminaron hasta la habitación del italiano y llamaron suavemente a la puerta. Prusia agarró con fuerza la mano del polaco para que no se sintiese tan asustado. Esperaron algunos segundos y entonces pudieron ver cómo Imperio Japonés abría la puerta, con un maullido.

—Hola, Imperio—saludó el prusiano, pues Polonia no se atrevía a hablar. —Nosotros... Venimos a traerte el tutú rosa que Italia Fascista nos pidió.

La pareja pudo ver cómo el asiático fruncía el ceño cuando el prusiano mencionó al italiano, pero no dijo nada. Prusia le tendió el tutú a Imperio Japonés, mientras este lo observaba con emoción y curiosidad. Vieron cómo Third Reich avanzaba lentamente hacia ellos, con aspecto de haberse levantado hacía poco.

El japonés agarró el tutú y lo miró con una gran sonrisa. Después se giró hacia su aliado y alzó la prenda para enseñársela a Third Reich. Maulló tiernamente antes de hablar.

—¡Mira, Reiiich!—Chilló con emoción. Third Reich observó el tutú rosa con asco. —¿¿No te gusta?? ¡Creo que es la medida perfecta para ti!

El alemán gruñó, mientras Polonia soltaba una pequeña risita. No tenía demasiada relación con el japonés, pero era cierto que a veces le parecía agradable.

—¡¿De qué te ríes?!—Le preguntó Third Reich, con voz cortante y desafiante, mientras avanzaba un poco hacia el polaco, con el ceño fruncido y paso decidido. De inmediato, Polonia se puso serio, con miedo, mientras se pegaba más a su pareja.

Alemania y otras cosas bonitas ★ ❀ CountryHumansМесто, где живут истории. Откройте их для себя