Capitulo 57: Es solo un tatuaje

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"¿Qué estás mirando?" Xie Qingcheng terminó de lavarse las manos, sacó dos hojas de papel para secarse y le echó un vistazo vago a He Yu.  El joven He Yu entonces preguntó: "Doctor Xie, tu muñeca..." La mirada de Xie Qingcheng se oscureció y se dió cuenta de que sus mangas estaban dobladas demasiado arriba, dejando al descubierto la parte superior de la muñeca, por lo que inmediatamente pensó en bajarlas.
Pero la segunda parte de la pregunta de He Yu ya había surgido: "¿Qué es lo que dice?

"..." 

Xie Qingcheng hizo una pausa por unos segundos, aflojó los botones dejando sus muñecas a la misma altura, con una mirada indiferente, dijo: “Aquí yace uno cuyo nombre fue escrito en el agua”¹

"¿Por qué escribir esto?, ¿te gustan las tumbas?"

Xie Qingcheng puso los ojos en blanco y levantó la muñeca para abotonarse de nuevo las mangas: "Me gusta John Keats².”

He Yu no le respondió a Xie Qingcheng en ese momento, aunque en su corazón pensaba:

"No hace falta que te pongas su epitafio en tu brazo aunque te guste John Keats"

pero cuando vio que la cara de Xie Qingcheng no tenía expresión alguna, obviamente no quería hablar más con él, así que no hizo más preguntas. Probablemente a Xie Xue le gustaba el extraño gusto de su Ge por llevar epitafios en su cuerpo.
Con esto en mente, el joven acudió esa noche a un salón de tatuajes cercano a la escuela. El encargado del salón lo recibió amablemente, junto con varios libros gruesos de ilustraciones para que les echara un vistazo, él bajó la mirada y revisó las páginas llenas de dioses budistas³, monstruos, demonios y hadas por un momento antes de interrumpir la elocuente recomendación del encargado.

"¿Tiene un epitafio?"

"El más popular es este tatuaje de un dragón volando, mira sus garras, el -¿ah? ¿un epitafio?”

Por supuesto, el salón de tatuajes no tenía ninguna muestra de algo tan extraño como un epitafio, pero el encargado había visto un montón de monstruos de todo tipo, y los clientes que venían a tatuarse habían hecho todo tipo de peticiones extrañas, así que, tras un breve momento de sorpresa, le recomendó con entusiasmo:

"No, no hay epitafios, pero si le gusta la escritura más cool al joven, el mantra de seis caracteres es bastante popular⁴."

He Yu sonrió gentilmente:
"Lo buscaré yo mismo entonces.”

Terminó dándole al encargado tres líneas de poesía:

Nothing of him that doth fade, But doth suffer a sea-change, Into something rich and strange.⁵

"Este es largo y tiene varias líneas, puede llevar mucho tiempo y doler bastante, ¿no preferirías mejor encontrar uno más corto?"

He Yu dijo:
"No hay problema, quiero este."

De hecho, hay un epitafio en latín más corto en la tumba de aquel poeta, pero lo que él quería era una línea larga que fuera exactamente igual a la de Xie Qingcheng, como un brazalete en su muñeca, así que eligió esta sección de poesía tallada en la lápida.

Nada de él se desvanece, Pero sufre un cambio radical, En algo rico y extraño.

El encargado le levantó la manga a He Yu y se llevó una sorpresa: "¡Aiya!, ¡tienes tantas cicatrices aquí-ya! ¿Es porque alguien te intimidó en la escuela jovencito? ¿Parece que estás lleno de cicatrices?"

He Yu frunció el ceño:

"¿No se puede escribir sobre cicatrices?”

"Sí, claro que se puede, o puedo ayudarte a escribir sobre esta cicatriz tan evidente, y se puede tapar..."

Libro de Casos ClínicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora