Capítulo 170: De acuerdo con este matrimonio

4.8K 617 1.9K
                                    

Xie Qingcheng pidió una licencia, queriendo descansar en casa durante dos días.

Permanecía en la cama casi todo el tiempo, sin mover un músculo y los datos de monitorización de su teléfono habían sido configurados por él, para alertarle si se superaba el umbral de seguridad durante mucho tiempo, emitiendo una alarma.

Pero la alarma nunca sonó. He Yu no quería decepcionar a Xie Qingcheng, así que trató de contenerse e hizo todo lo posible para no tener un ataque.

A la tarde siguiente, Xie Qingcheng se despertó de un sueño borroso y ligero y se encontró con una persona sentada frente a él.

Pensando que era Li Miaoqing, le dijo— Tía Li, ocúpate de tus asuntos, yo estoy bien…

—Gege.

Una suave llamada llena de tristeza y preocupación hizo que Xie Qingcheng volviera a sus sentidos, fijó sus ojos y vio que la persona sentada junto a su cama no era Li Miaoqing, sino Xie Xue.

Hacía mucho tiempo que él y Xie Xue no se llevaban bien. Desde que el romance de Xie Xue y Wei Dongheng se hizo público, Xie Qingcheng nunca había visto a su meimei con buenos ojos. Xie Xue todavía tenía un poco de miedo de enfrentarse a él, pero no podía evitar sentirse preocupada porque era evidente que estaba enfermo.

Una variedad de emociones se entrelazaron en su rostro, haciendo que su expresión incluso pareciera un poco divertida.

Xie Qingcheng dijo—… ¿qué haces aquí de nuevo? ¿No darás clase por la tarde?

—La tía Li dijo que no te sentías bien, así que me tomé un permiso para hacerte compañía —Xie Xue ayudó a Xie Qingcheng a sentarse y tomó una almohada de plumas de pato para que se apoyara en ella.

Xie Qingcheng ya se había puesto ropa limpia y, como no había luces encendidas en la habitación, Xie Xue no podía ver los chupetones en la piel de Xie Qingcheng.

Ella tomó su mano con preocupación y le susurró lentamente— Ge, ¿cómo estás? ¿Has ido al hospital? —Xie Qingcheng ya estaba de mal humor y, después de mirarla por un momento, se sintió de peor humor todavía, así que dió vuelta su cara sin decir una palabra. Xie Xue lo sabía, por lo que dejó de hacer preguntas.

Se sentó con Xie Qingcheng durante un rato y de repente pensó en algo y dijo— Ge, espera un poco.

La niña fue a la mesa del comedor a hacer algo, un momento después volvió. Resultó que había abierto una lata de melocotones amarillos.

—¿Recuerdas que cuando estaba enferma de niña y me sentía mal, me convencías con esta especie de comida enlatada para que fuera buena y me tomara la medicina obedientemente? Luego podría comerme los melocotones amarillos con el almíbar —Xie Xue cogió una cucharada y le dio la dulce fruta a Xie Qingcheng—. Me convenciste tanto con estas que por un tiempo pensé que los melocotones amarillos en lata eran la medicina del hospital y pensaba que la medicina era tan deliciosa que me alegraba mucho de poder comer este tipo de medicina cuando estaba enferma.

Xie Qingcheng tomó la cuchara y comió dos bocados sin expresión alguna.

Entonces, finalmente, habló— Eso es porque no has sido inteligente desde que eras una niña y eras fácil de engañar.

Xie Xue—…

—Ahora que has crecido también.

Xie Xue sabía que estaba hablando de nuevo de Wei Dongheng y no pudo evitar sentirse un poco triste.

Xie Qingcheng terminó de comer lentamente los melocotones amarillos, durante los cual Xie Xue no había dicho ni una palabra más.

Dejó a un lado el cuenco de vidrio vacío y recuperó algo de fuerzas. Sólo entonces se dio cuenta de que entre las cosas que Xie Xue había traído a casa había nido de pájaro, ginseng, propóleo, ajenjo, Tiepi fēngdou; en una palabra, todos esos suplementos que te dejarían muerto o discapacitado si te los comieras todos juntos. (1)

Libro de Casos ClínicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora