Capítulo 120: Dar muerte al corazón sin matar

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Yi Ah Wen tuvo más adelante algunas relaciones muy breves donde ya no quería fingir.

Un caballero era honesto y ella intentó ser una dama durante un tiempo.

Pero los resultados fueron pésimos.

Nadie estaría dispuesto a comprar una manzana que estaba llena de agujeros de gusano podridos, sin importar cuán “sincera" fuera la manzana” o qué tan a "gran descuento" se vendiera.

Cuando esos hombres se enteraban de los antecedentes de su familia, inventaban todo tipo de excusas extrañas y como resultado, terminaban dejándola.

Yi Ah Wen estaba triste y agraviada al principio; al final su corazón se entumeció y se volvió frío.

Entonces, un día, sentada en un bar a las cuatro de la mañana, observando cómo las mujeres borrachas eran recogidas por hombres con malas intenciones para llevarlas a casa, se dio cuenta de repente de que no había ninguna diferencia entre este lugar y su pueblo.

Ambos lugares tenían las mismas miserias y se guiaban de acuerdo a las mismas reglas tácitas que consistían en que, si eras rico y poderoso, nadie se atrevía a acosarte ni a pasar por encima de tí, mientras que si eras pobre y humilde, tendrías que esperar a que otros te eligieran por el resto de tu vida.

En ese momento recibió una carta de su meimei.

Esta Xiao mei, aunque no eran de la misma madre, era la única en el mundo que podía entenderla y sufría más porque era más débil que ella.

Su Xiao mei había escrito en la carta que la extrañaba mucho y que quería que volviera a casa, también escribió que su padre quería casarla con un hombre lisiado del pueblo vecino, que había enviudado recientemente.

Yi Ah Wen estaba muy enojada cuando terminó de leer la carta.

El lisiado tenía cincuenta años, ¿cuántos años tenía su hermana? Por supuesto, ella sabía lo que el hombre, al que llamaban "padre", estaba haciendo.

Aunque el hombre lisiado estaba enfermo, era feo y viejo, al menos dirigía una pequeña tienda de juegos de azar en el pueblo al que su padre iba a menudo. Después de perder su dinero, su padre quería usar a su hija como moneda de cambio en la mesa de juego.

Por supuesto, no podía permitir que esto sucediera.

Así que simplemente hizo las maletas y dejó atrás su decepción y su trauma en la ciudad, regresando al condado de Qingshi con el corazón frío y todo el conocimiento y la experiencia que había adquirido en la ciudad.

Encontró a su padre, Yi Qiang y le preguntó sin rodeos si quería dinero.

Y después…

El resultado fue que en la tierra estéril de la aldea de Yijia, las amapolas alimentadas por la oscuridad volvieron a florecer.

Y así fue cómo inauguró la peluquería Ah Wen.

Yi Ah Wen finalmente había cambiado de ser la víctima a victimaria. Ella atribuyó su desgracia a su origen humilde, a su padre vago y a una madre criminal.

No podía cambiar las dos últimas, pero creía que mientras pagara el precio de su alma, podía cambiar el primero.

Así fue como debería haber continuado.

Si no fuera por el creciente deseo de Yi Qiang, que quería más y más y su hija pequeña, que se hacía cada vez más hermosa.

Yi Qiang conoció a un malayo ligado a la industria del entretenimiento en el centro de la ciudad, era un subordinado, y estaba muy contento porque podía fingir tener algo de prestigio [1]

Libro de Casos ClínicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora