Capítulo 161: Separarse lentamente.

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Es difícil renunciar a alguien.

Desde ese día, He Yu había estado persiguiendo a Xie Qingcheng silenciosamente, queriendo volver a hablar con él de nuevo.

Pero Xie Qingcheng había tomado una decisión y no volvería a tener ningún contacto con él.

Dejar a una persona era igual que el tratamiento de una enfermedad: si la mente estaba perturbada, la medicación sería ambigua y se abandonaría el tratamiento, y cuando la vieja enfermedad regrese, solo sería peor que antes.

He Yu fue a verlo a su clase, pero él nunca le devolvió la mirada.

He Yu le había enviado mensajes, los vio, pero nunca le respondió.

Después de que He Yu terminara con sus clases, quería ir a su dormitorio a verlo, pero Xie Qingcheng cerró la puerta y no le dejó acercarse de nuevo. 

Xie Qingcheng monitoreaba su estado de ánimo a través de la pulsera, prestando atención al software. Aunque ya no tenía contacto con He Yu, no quería que se enfermara por lo que había pasado, por lo que dejó de prestar atención a He Yu, y no obligó al He Yu a venir a él de nuevo. He Yu tenía un pequeño lugar donde colocar sus emociones, por lo que la pulsera no mostraba un color rojo, pero seguía siendo naranja. 

 Xie Qingcheng pensó: “tómate tu tiempo, un día, el naranja volverá al azul.”

Era imposible que He Yu esperara por él el resto de su vida.

Xie Qingcheng comenzó a limpiar su dormitorio.

Había unos objetos que no le pertenecían y era mejor deshacerse de ellos lo antes posible. No sabía si era porque no había limpiado bien antes, pero recién ahora se daba cuenta que He Yu había dejado muchas cosas.

Había varios libros de He Yu sobre la mesa, e incluso su libro de tareas. Mirándolo de cerca He Yu se tomaba muy en serio su tarea. Su letra era nítida y hermosa, y era excelente casi todo el tiempo.

En la cocina había un par de tazas, una de Nick el zorro de Zootopia y la otra de un conejo estúpido. Una vez He Yu quiso ir a Disneyland y había invitado a Xie Qingcheng, pero éste sintió que era aburrido ir a un parque de diversiones además de una pérdida de tiempo y dinero, por lo que He Yu tuvo que ir solo. Cuando regresó, había traído un par de tazas que tuvieron que colocarse en el dormitorio de Xie Qingcheng.

He Yu nunca estuvo de humor para decorar su dormitorio en la villa, pero llevó un montón de cosas al dormitorio de Xie Qingcheng.

Lo más molesto era una consola de videojuegos en la esquina de la sala de estar. En ese momento, cuando el repartidor la entregó en la puerta, Xie Qingcheng pensó que le entregaban algo por error. Era el dormitorio para el personal por lo que no era necesario un gran televisor a color.

Como resultado, el repartidor explicó que era una consola de juegos. 

Xie Qingcheng vio el nombre del comprador; con una cara hosca llamó a He Yu y le preguntó qué quería hacer. 

He Yu le dijo que este era el último modelo, y que podía conectarse para dos personas,lo cual era muy cómodo

Pero después de comprarlo, sólo había estado ahí juntando polvo. Xie Qingcheng nunca se había sentado en la sala de estar con He Yu para jugar algún juego.

Libro de Casos ClínicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora