Capítulo 63: No, él no huele rico

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El estreno en el campus de "Cien estadios de enfermedad" estaba programado para el viernes, probablemente el policía se había pedido un tiempo libre en el trabajo para acompañar a Xie Qingcheng.
El teatro estaba tenuemente iluminado, y He Yu estaba sentado en su asiento, mirando inexpresivamente a las dos personas que tenía delante.
Llevaba una gorra de béisbol y un barbijo negro. Hay mucha gente que se viste así en la Universidad de Shanghai, ya que hay muchas estrellas que ya han debutado que asisten a la Escuela de Artes y a menudo andan vestidos así por el campus. A algunos de los estudiantes más guapos tampoco les gusta mostrar su cara, por lo que los barbijos y las capuchas negras son muy comunes. Así que Xie Qingcheng no se dio cuenta del chico que estaba detrás de él.

-Chen Man, tus palomitas.

-Gracias.

He Yu se recostó en su mullido asiento con los brazos cruzados y arqueó una ceja mientras escuchaba. Chen Man.
Resultó que el nombre de este policía era Chen Man. He Yu recordó de repente la llamada telefónica que había respondido en el teléfono de Xie Qingcheng. En ese momento, ¿No era este el nombre que aparecía en la pantalla del teléfono...? Sí, ese era el nombre. Su rostro, originalmente frío, bajó incluso unos cuantos grados, los ojos albaricoque sobre el barbijo negro y bajo el ala de la gorra estaban casi congelados. Continuó en silencio observando con indiferencia a las dos personas frente a él. Sabía que Chen Man era un conocido de Xie Qingcheng, pero aún así le seguía incomodando que fueran tan cercanos.

"Cientos de estadios de enfermedad" era una película de producción conjunta de la Universidad de Ciencias Médicas de Shanghai y la Universidad de artes de Shanghai, sólo se proyectaria en el campus, lo que significa que el público eran únicamente los estudiantes de la Universidad de artes y de la Universidad de Ciencias Médicas.
¿Pero que pasaba con este graduado de la academia de policía? Además, ¿qué rol tuvo Chen Man?, ¿Era el director de acción de la obra o el apoyo policial? No, ninguno.

Entonces, ¿qué está haciendo aquí?
La mentalidad de He Yu está bastante distorsionada en este momento.
Por un lado, se negaba a admitir que era gay, creyendo que su deseo por Xie Qingcheng no era más que un deseo fisiológico normal. Echaba de menos ese loco enredo, no a la persona de Xie Qingcheng. Pero por otro lado, debido a su naturaleza masculina posesiva, sentía que lo que había comido no podía ser tocado por otros. Incluso si él no lo quería, nadie más podía ponerle las manos encima. Por eso ahora miraba a Chen Man con una mirada fría, como si un lobo estuviera mirando a una hiena que codiciaba a su presa.
Chen Man sintió un pinchazo en su cuello e instintivamente se tocó, mirando hacia atrás. Xie Qingcheng:

—¿Qué pasa?

Chen Man:

—Nada, de repente se me pusieron los pelos de punta. Tal vez el aire acondicionado esté muy fuerte.

Se sentó junto a Xie Qingcheng y la película comenzó. La película constaba de dramas unitarios, en el que cada pequeña unidad era una historia independiente, pero había un hilo oculto que las conectaba, conectando también a las personas y los acontecimientos de la historia al final.
La película duraba dos horas y los alumnos estaban fascinados con ella, ya que todas las personas que participaban en la función eran de su propia universidad. Cuando se encontraban con algunas de las mejores escenas, inevitablemente armarían un escándalo alrededor de los actores implicados, por lo que el teatro estaba mucho más animado que un teatro normal. He Yu no observó gran parte de la película, solo se limitó a observar a Xie Qingcheng desde el asiento de atrás.

Se colocó deliberadamente en el asiento a la espalda de Xie Qingcheng, para poder ver su rostro con claridad. En el parpadeo de la pantalla, el rostro con un perfil duro y frío parecía cubierto con un ligero velo, cuya luz era impredecible, haciendo que el rostro de Xie Qingcheng pareciera un objeto precioso hundido en el agua y que su tersa piel resplandeciera con una tenue suavidad. La nuez de adán de He Yu se movió un poco. Realmente él no era atractivo. Eso pensaba. Mirar al hombre indiferente tan cerca, era tan doloroso como un autocastigo. Pero nunca le quitó los ojos de encima, castigándose a sí mismo hasta el fondo.

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