Capítulo 177: Ese pendiente reaparece

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Los rumores sobre Xie Qingcheng y He Yu en el banquete de bodas de la familia Wei seguían propagándose.

Nadie se atrevía a decirlo abiertamente, pero entre bastidores, todos hablaban de ello.

El secreto acabó llegando a los oídos de Xie Xue que, tras su sorpresa y enfado iniciales, cayó en una profunda preocupación.

No creyó que este incidente fuera un simple envenenamiento. Después de todo, la reacción de He Yu y su ge después del hecho no parecían ser de que sólo hubiera sido un simple accidente. Para la meimei de Xie Qingcheng, después de que se hubiera calmado, lo que más le preocupaba era el estado emocional actual de su xiongzhang.

Debido a que todos se lo habían ocultado, ella no se enteró que a Xie Qingcheng le había pasado algo así, y fue sólo ahora que mirando hacia atrás, entendió las razones por las que Xie Qingcheng había estado deprimido y parecía aún más taciturno que antes durante ese tiempo.

Quería preguntarle a Xie Qingcheng sobre la situación concreta, pero no se atrevía a hacerlo, así que tuvo que desahogarse con Wei Dongheng— Te dije en ese momento que las personas que ví en ese hotel eran He Yu y mi ge, pero tú dijiste que no eran… de otro modo yo habría…

A mitad de la frase, se mordió los labios y no pudo decir nada más.

Sabía que, aunque hubiera estado segura de que eran He Yu y Xie Qingcheng, no habría tenido el valor de ir tras ellos y hacer más preguntas.

Ahora se sentía incómoda por todas partes y, cuanto más pensaba en ello, más pistas empezaban a surgir en su mente:

“Una vez, había visto con sus propios ojos cómo He Yu y su ge salían de un aula vacía”

“Durante el festival de primavera, cuando regresó a casa, vio a He Yu y su ge de pie en la habitación, con sus ropas desaliñadas, las luces apagadas y un jarrón roto en el suelo”

“Cuando les vio subirse en el taxi, He Yu puso su brazo alrededor de la cintura de Xie Qingcheng con mucha naturalidad…”

En el calor abrasador de ese día, las manos y los pies de Xie Xue estaban fríos de tanto pensar.

“¿Podría ser que hubieran estado juntos desde hacía tanto tiempo?”

Xie Xue estaba atormentada por la ansiedad, al punto que llevaba varias noches dando vueltas en la cama. Finalmente, se decidió a ir a ver a su ge y preguntarle.

***

En ese momento, ya eran las vacaciones de verano y Xie Qingcheng no vivía en el dormitorio del personal de la universidad, sino que descansaba en casa.

Apareció vacilante en el umbral de la puerta de su casa en el callejón Moyu, llevando un montón de frutas que podrían ayudar a aliviar sus males. Se paró de puntillas para mirar por la ventana y encontró que Xie Qingcheng no estaba en casa en ese momento.

—¿Xiao Xue?

Xie Xue miró hacia atrás y cuando vio a Li Miaoqing saliendo de la casa de al lado, dijo apresuradamente— Tía Li, ¿dónde está mi ge?

—No sé, habrá tenido que salir por algo —Li Miaoqing puso las prendas que estaba por poner a secar junto con recipiente de plástico en el banco de piedra que tenía al lado y se limpió las manos mojadas en el delantal mientras observaba el color de la cara de Xie Xue y decía con preocupación—. Ven aquí, Xiao Xue, ven.

Tomó la mano de Xie Xue y le preguntó— ¿Por qué estás tan demacrada? Mira esas ojeras debajo de tus ojos, ¿te ha pasado algo?

Xie Xue se había estado conteniendo durante demasiado tiempo y, al escuchar su pregunta, se puso a llorar sin pensar— Tía Li, es que… es que mi ge ha estado… —se detuvo a mitad de la frase.

Libro de Casos ClínicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora