Cuando lo hizo, cuando Luisfer cruzó el umbral después de abrazarme, recordarme que solo serían unos meses y repetirme que luego volveríamos a la normalidad, como si ese último año y medio no hubiera sucedido jamás, después decirme lo mucho que me quería, lo único que impidió que me lanzara en el sofá a llorar como la propia carajita fueron la aún latente confusión que sentía con toda aquella situación y el estruendo de Daniel cayéndose por las escaleras.
Bárbara, Pepe, Fiorella —quien se había quedado a dormir ahí por si la necesitaba tras el drama de la noche anterior— y el susodicho habían estado pelando la oreja al lado de la escalera, escuchando lo que hablábamos Luisfer y yo. Daniel hizo ruido, Bárbara pensó que yo los iba a descubrir y lo mandó a callar con un empujón, y tres segundos más tarde Dan is on the floor.
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Daniel haciendo el ridículo no podía faltar.
En otro momento me hubiera reído y hubiera dicho alguna tontería burlándome de mi hermano y el trío de vecinos chismosos que tenía ahí presente, pero obviamente no estaba en el mood.
Subí las escaleras, pasándoles por al lado mientras ellos me veían, en silencio, con miedo a decir cualquier cosa que pudiera ahondar mi tristeza.
Caminé hasta mi cuarto arrastrando los pies, cerrando la puerta detrás de mí. Nadie me siguió; sabían que necesitaba mi espacio. Además, la única persona que podría haberme levantado los ánimos acababa de irse kilómetros lejos de allí, así que no había mucho que hacer hasta que se me pasara la lloradera.
Me tiré en la cama y lloré hasta que me quedé dormida.
Recuerdo que desperté varias veces sin saber qué hora era. Abría los ojos, los cerraba y volvía a dormir. No lo sabía entonces, pero así serían mis siestas por los próximos meses, sumándoles también muchos sueños raros e incongruentes como el de aquella mañana.
Spiderluke JAJAJAJAJAJA. No te digo yo. La droga y sus vainas.
Sin embargo, con todo y los sueños marihuaneros, me tocó seguir adelante. A diferencia de aquella vez con la catira, cuando no tenía nada que hacer y podía darme el lujo de desperdiciar un poco 'e meses comiéndome los mocos, la ruptura con Luisfer me agarró en el momento más ajetreado de mi vida. La universidad y el trabajo estaban ahí, y no iban a pararse por que yo me sintiera mal.
