Chamix, les voy a echar un cuento importante en la nota del final, así que no me dejen en gris ese beta
— La Gerencia
Yo creo que Venezuela es el único país en el que tocas la puerta, te preguntan ¿quién es?, respondes yo, y los maricos te abren. Por eso, no me sorprendió cuando mi hermano lo hizo, dándome paso al apartamento sin más.
—¡Bárbara! —este pegó un grito mientras yo me limpiaba los pies como niña buena en la alfombra del portal, en la que ponía bien grandote MARICO EL QUE LO LEA, para recibir con esa frase tan poética e inspiradora a todo el que llegara a nuestra humilde morada—. ¡Se metió otro pejelagarto!
Rodé los ojos, metiéndome en la casa de una vez por todas.
Aparte de Daniel, ahí estaba Fiorella, echada en el sofá viendo televisión mientras se hartaba un pote 'e pirulín. Esa carajita vivía autoinvitándose, nawebona, y cuando se iba se llevaba media nevera en la barriga. De paso traga y traga y no engorda la mamagueva. Lo peor de todo es que uno así la quería. Lo que es la amistad.
—Ranchos —la saludé con un movimiento de cabeza mientras zumbaba mi bolso en el sofá como carajito que llega del colegio, liberando por fin a mis pobres hombros de ese sufrimiento.
—Gasparín —me devolvió el saludo con el mismo gesto, a la vez metiéndose un pirulín en la jeta—. ¿Qué es lo que es?
Alcé las cejas con picardía. —Te tengo un beta.
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—Pero te lo cuento después.
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