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Dedicación para EstrellasYCorazones

Y volvemos con las dedicaciones a los que más comenten

Así que el próximo cap va dedicado a aquellos que más le metan mano al teclado, ¿sí va?

3 de mayo, 2021
「 Los Ángeles, California  」

—Tatararatata —tarareaba la melodía que acababa de inventar, comprobando con el piano que concordara con los acordes que había pensado—. No. Mejor tarararatatara —repetí el proceso ya como por millonésima vez.

Suena tonto, lo sé, pero la verdad es que para mí era algo bastante serio.

No hace falta que te explique que estaba escribiendo una canción, o bueno, al menos tratando. Se suponía que para mí que llevaba toda la vida haciéndolo debía ser fácil, pero eso díselo a los dos años y medio que llevaba sin poder escribir una mierda de esas por mí solito. Igual yo tampoco lo forzaba. La inspiración es como las ganas de cagar: llegan cuando tienen que llegar, y si se tardan, es porque luego vienen a chorros. Tan sólo me tocaba esperar mi diarrea artística.

Asqueroso, pero cierto.

Seguí balbuceando otro conjunto de "tarararas", no parando hasta que Petunia me obligó con un ladrido.

—No pega, ¿verdad? —le pregunté, arrugando la cara, como si pudiera responderme. Me le quedé viendo por unos segundos, a lo que ella ladeó la cabeza y profirió un ruidito extraño—. Nunca voy a volver a escribir una puta canción en mi puta vida —no me quedó de otra que aceptar mi realidad, volviendo al teclado.

—Eso mismo dijiste de cantar cuando te equivocaste con la letra de Estrellita Dónde Estás en el coro del colegio —dijo una voz a mis espaldas, haciéndome pegar un brinco del susto.

Me di la vuelta, aún con el culo apoyado en la silla y el corazón a mil por hora, para encontrarme a Aleisha apoyada del marco de la puerta.

Menos mal, pensé, aliviado de que no fuera el fantasma que me tenía que visitar por no haber reenviado esa cadena de WhatsApp a todos mis contactos el otro día.

Ya entonces viéndome a los ojos, Aleisha sonrió, añadiendo: —Y mírate ahora, superestrella...

Ya entonces viéndome a los ojos, Aleisha sonrió, añadiendo: —Y mírate ahora, superestrella

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Me reí por lo bajo mientras miraba hacia otro lado, repentinamente tímido por sus halagos.

Aunque, ¿a quién le voy a mentir? En realidad me encantaban. Hacían que mi casi inexistente autoestima asomara del subsuelo.

Reminiscencia | QPCL2Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang