36

202 28 161
                                    

Dedicaciones para
-jeaaanne
Ang3lica26
y yourlovinisbible ❤️

Como se me volvieron a olvidar los adelantos, a partir del cap que viene haremos cuatro dedicaciones + adelantos para compensar

Los amo❤️

¿Pa' qué coño le tocaste el brazo?, le preguntaba Lucía interior a Lucía exterior, que miraba a la nada ignorando la bulla que tomaba lugar a su alrededor mientras la otra le reclamaba a través de su subconsciente. Tan bien que iba la vaina y la cagas. No podía faltar tú. De pana.

Qué ladilla —le respondí, sin darme cuenta de que lo había hecho literalmente hasta que recibí la mirada de desconcierto de Plastilina Gigante al otro lado de la plataforma inflable sobre la que nos encontrábamos, esperando a que llegara nuestro turno en la carrera que se estaba llevando a cabo y a la que yo no le estaba parando ni media bola. Sonreí ahí a lo
Colgate para disimular la vaina, y aunque él seguía confundido decidió no decir nada y volver su atención al juego.

Poniéndote en contexto, te digo que cuando Michael y Cristalito mencionaron que habían encontrado "juegos de playa" en un cobertizo, estoy segura de que nadie se imaginó lo que nuestros ojos observaron en el momento en que se atravesamos el porche de la cabaña común y nos encontramos con el circuito de American Ninja Warrior convertido en hule frente a nuestras narices.

Bueno, tampoco, pues, pero no te miento cuando te digo que era una vaina arrechísima. Nada más con decirte que el bicho incluía desde un trampolín a una rueda gigante —que además tenían una pinta de resbalar más que'l coño y dejar sendas marcas— tengo. Me recordó súper al paseo a la Nestlé que hicimos en mi colegio cuando éramos unos bebés de primer grado, por el que nos hicieron el recorrido que hacía el cacao hasta convertirse en chocolate adaptado a niños pequeños. Todavía tenía grabada en la memoria la coñaza que nos dimos todos los carajitos por impacientes queriendo pasar por el rodillo a la vez. El peso de medio salón cayendo chamito por chamito encima mío no se me olvida, y menos a mi espalda.

Volviendo a la vaina de los "juegos de playa", no era solo por lo gigantes que era cada uno por separado, sino por cómo los empleados los habían organizado en el mar a unos diez metros de la orilla —imagino que a esa distancia para dar más profundidad al colchón que representaba el agua y minimizar los golpes—, de manera tal que ni Brent Steffensen se veía capaz de pasar esa verga en una sola pieza. El Monte Kilimanjaro versión playa. El que entendió entendió.

Ya empezaba a comprender por qué había salido tan caro el viajecito a Fiji —otra razón más—, y admito que mi bolsillo se sentía mejor al comprobar que hasta entonces estaba valiendo la pena.

El circuito consistía en cuatro etapas: la primera, trataba de pasar una especie de puente formado por dos brazos de material inflable unidos por tiras de elástico arriba y abajo, como para ir poniendo piernas y brazos, hasta llegar al trampolín de varios metros de radio —ya de por sí mojado y resbaladizo— que antes había mencionado y atravesarlo para llegar a lo que sería la segunda etapa. Esta se centraba en una pared con pequeños agarres plásticos colocados estratégicamente en toda su altura con la intención de usarlos para alcanzar el punto más elevado de la misma, que desembocaba en un tobogán quema-muslos que a su vez terminaba en una rueda con toda la apariencia de estar de mírame y no me toques, mandada a hacer para dar vueltas apenas aterrizaras en esta, y de cuyos extremos tenías que ceñirte para no marearte y terminar en el agua. La tercera etapa tenía que ver con los rodillos que antes te dije, que, partiendo de una plataforma que servía de descanso a la rueda de los mareos, llevaban a un par de tubos huecos por dentro que giraban con solo el choque de las no muy altas olas de la playa, imagínate con una persona moviéndose por su interior. Estos, ya para terminar con la cuarta etapa, también seguidos de una plataforma de descanso, daban paso a una fila de piezas de plástico de forma irregular intercaladas entre sí, con no mucha separación y conectadas a través de unas cuerdas como para ir pisando plataforma por plataforma, hasta llegar a una red que se hundía y que tenías que pasar rápido para no caerte. Y fin.

Reminiscencia | QPCL2Where stories live. Discover now