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Dedicaciones para JeanneMaldonado , d-dumb , skinymar y diorarmony ❤️

—Nawebona, sácamelo pa' darle un besito... —soltó con un tono de ladillado increíble el dueño de la habitación, al apenitas escuchar el abrir de la puerta.

Yo volteé confundida hacia donde escuché venir su voz, consiguiéndomelo al final del cuarto sentado en su escritorio, de espaldas a la entrada.

—Marico, Fiorella —se apresuró a agregar, volteándose poco a poco en la silla rotatoria—, ya te dije como veinte veces que no te voy a dar los pirulínes que traje porque esa mierda me costó que jode conseguirla y se los estoy guardando es a Lucía. Así que deja la ladilla, nojoda.

Coño, pensé, divertida por la situación, y me le quedé viendo con una sonrisa hasta que terminó de girarse y pudo darse cuenta de que la que había entrado no era Ranchos.

—A la verga —exclamó, después de quedarse pegado por unos segundos—. Pensaba que eras Barrio Tricolor.

—Si no me dices no me doy cuenta —dije sarcásticamente, aún sonriendo, y comencé a acercarme a él.

Ya que entonces podía verlo al completo, me di cuenta de que aún tenía el fluxito del trabajo, pero con la corbata medio deshecha. Eso, su peinado despeinado y su cara de cansancio me dieron a entender que había estado en la computadora haciendo alguna vaina relacionada con su empresa desde que había llegado al apartamento. Aún así, el valenciano disimulaba demasiado bien su agotamiento, con esa sonrisita suya que hasta a mí me hacía olvidar el mío, y su actitud jodedora las 25/8.

—Ah, pues —el susodicho se levantó de su asiento, comenzando a acercárseme también—. ¿'Tas alzada?

—No desde que un pajarito me dijo que me trajiste pirulín —levanté las cejas pícaramente, deteniéndome en frente suyo al estar ambos a menos de un metro.

—Ay, vale, kike hablando con pajaritos —se rió un chin, mirándome desde arriba con su carita 'e vivo toda pechocha—. Me imagino que estaba buena la lumpia.

—No más buena que tú, bebé —le eché vaina, riéndome como la propia pajua cuando intenté dedicarle una mirada setzi. Misión fallida conmigo.

—Coñooo. Quién te viera —aquel se rió también, alzando las cejas con sorpresa. A la vez, aún viéndome, me buscó las manos a los costados y las envolvió con las suyas, comenzando a jugar con mis dedos como hacía siempre—. Arán se quedó pendejo con esas labias, mi guitarrita.

Rodé los ojos sin dejar de sonreír, captando demasiado la referencia a Sheryl. —Sí eres gallo —ladeé la cabeza, negando levemente con esta.

Luisfer me soltó las manos para comenzar a subir las suyas por mis bracitos, acariciándolos suavemente a su paso. Entre tanto, yo los usé para rodearlo en un abrazo. A mitad de camino, una de sus manos se quedó en mi cintura, imitando mi anterior acción. La otra subió hasta mis hombros y se encargó de pasarme un pelo que tenía suelto por detrás de la oreja, para luego sostenerme la cara.

—Me hiciste falta, gafa —confesó con una sonrisa de laito', haciéndome cariñitos con el pulgar en el cachete.

Ahí no me aguanté más y me vi obligada por mis impulsos cucárdicos a terminar de inclinarme y besarlo. Y no es por nada, pero se sintió demasiado calidad.

Reminiscencia | QPCL2Where stories live. Discover now