DAMAGED [Adam Driver] |SEGUNDA PARTE|

XXXII

LUCILLE

Me disculpé con todas ellas por dejarlas de repente, casi sin explicación, supongo que mi actitud les daba a entender que la situación era crítica. Hice primero una parada rápida hasta la oficina para dejar el vestido guardado y recoger mi bolso. Adam se apareció en la puerta.

-¿Qué tal el vestido? -Preguntó en tono burlón, tal vez tratando de hacer plática. Apenas noté su presencia, salí de mi oficina y la cerré bajo llave antes de salir corriendo en dirección a la oficina de Vincent, Adam me siguió preocupado.

-Vincent, tengo que irme - dije casi en un grito, el volteó a verme desde su silla, algo preocupado.

-¿Todo bien, Lucille?- se acercó hasta donde estaba y se colocó frente mío.

-Es Jared, está en el hospital, su estado es crítico y me necesitan allá- Vincent me dió una palmada en el hombro y asintió, hizo una señal con la cabeza para que me fuera.

Corrí ahora en dirección al elevador, Adam seguía corriendo tras de mí, también preocupado, metiéndose al elevador junto conmigo.

-Vas a necesitar a alguien que te lleve y tal vez apoyo emocional, ¿Quieres que te acompañe? - lo pensé por un momento, era una buena idea, tal vez estaría ahí toda la familia de Jared, incluyendo a sus suegros a quienes no les agradaba totalmente, supongo ahora mucho menos después de intentar meterlo a la cárcel, necesitaba una cara amiga dentro de todo ese caos. Solo asentí y Adam manejo lo más rápido que le fue posible en dirección al hospital.

Entré a aquel lugar a paso rápido, sin esperar a Adam que buscaba un lugar para aparcar el auto, noté que los hermanos y los padres de Jared, todos ellos se encontraban en la sala de espera, se les veía preocupados y la señora Leto no dejaba de llorar en el hombro de su esposo.

Me vieron llegar y su expresión no fue la que esperaba, al parecer se sentían aliviados de verme pero esta cambio cuando vieron a Adam llegar tras de mí. Sabía que ninguno de ellos hablaría conmigo, así que me acerqué hasta la recepción para pedir informes. Una de las enfermeras escuchó mi voz y pareció reconocerla , se dirigió hacia mi, era la misma que se había comunicado conmigo minutos antes, al parecer era una de las enfermeras asignadas a el paciente "Leto".

Casi sin decir una palabra me llevó con ella y sólo pude voltear tras mío y ver a Adam, su mirada me decía que podía ocuparme de esto y que no me preocupara por él, creo que ya está grandecito para cuidarse solo y defenderse de cualquier cosa que pudiera pasar con toda la familia de Jared.

No estaba segura de querer verlo, menos en tal estado, pero la enfermera solo me dió un equipo de protección para poder pasar hasta su lugar en terapia intensiva, no tuve otra opción y me coloqué todo aquel  material desechable que me dieron. Cuando estuve lista, la enfermera me abrió la puerta de la habitación y me permitió el paso. Insegura de mí misma, levanté la mirada y miré a Jared directamente a la cara, era irreconocible, su rostro estaba completamente lastimado e hinchado, un tubo enorme estaba dentro de su garganta y se encontraba conectado a demás máquinas.

-Necesita el apoyo vital, dos de sus costillas se fracturaron, al mismo tiempo lastimaron sus pulmones, no puede respirar por su propia cuenta... estábamos esperando por usted para que firme un documento y así poder pasarlo a cirugía con urgencia- dijo y al mismo tiempo me extendía un papel junto con una pequeña tabla como soporte.

Tomé la pluma y firme sin chistar, al parecer la enfermera notó mi expresión de confusión y preocupación y me explicó el procedimiento.

- El señor Leto será llevado a cirugía, tendremos que entrar en su cráneo y tratar de reparar el daño en su cerebro, nuestro mejor neurocirujano será el encargado de realizar el procedimiento, al igual el daño en su tórax y pulmones será reparado por el jefe de cirugía cardio-torácica del hospital, su esposo está en las mejores manos posibles, pero quiero que este al tanto de que es una cirugía muy riesgosa y debido al estado crítico del paciente no hay muchas probabilidades de que sobreviva.- asentí lentamente, con los ojos cristalinos, si bien no era por tristeza, las náuseas eran inmensas y me controlaba para no vomitar encima de ella.