XV

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ADAM

En cuanto llegamos a la comisaría, mi abogado Tyler me esperaba en una pequeña habitación, donde amablemente un par de policías me hicieron entrar, arrojándome contra la mesa que se encontraba en el centro.

Tomamos asiento y entonces empezaron los reclamos y regaños de Ty.

-Pensé que aquel divorcio era la única tontería que harías en tu vida, Adam- dijo Tyler mientras rodaba los ojos.

-La vida está para hacer tonterías, Tyler no sabes quien es ese idiota y todo lo el mal que le causa a su esposa- contesté con tono de desesperación.

-Porque se quien es que estoy preocupado, Jared Leto es hijo de alguien poderoso dentro del gobierno, entiende que si tratamos de hacer algo en contra suya ningún juez o policía nos hará caso, al contrario de lo que el podría hacerte a ti, te metiste con la persona menos indicada, tus cargos son el agredir y lastimar físicamente al señor Leto, además de alterar la paz pública y agredir a dos policías.- resopló con fuerza mientras sobaba su frente exasperado.



-El tiene a su padre que a su vez tiene a conocidos dentro del gobierno, pero yo tengo más, así que no te preocupes, un par de llamadas y ese idiota no saldrá limpio de esta-


Logre salir de la comisaria varias horas después, los policias y las personas encargadas hacían lo posible por mantenerme encerrado, incluso los abogados de Jared quienes movieron todas sus influencias para verme tras las rejas, supongo que porfin alguien tiene más poder que ellos. Tal vez aun no lograba ponerlo donde merece estar, pero tan solo mirarlo, con todos esos moretones, heridas sangrantes y sin varios dientes me causaba una sensacion de felicidad.


Llamé a mi chofer, quien me llevo de regreso al hospital donde Lucille estaba, esta vez un guardia se encargo de cuidar cada paso que daba, tal vez por el mal aspecto que daba mi camisa favorita manchada de sangre y mis nudillos inundados de un color rojo. Podía sentir ese dolor picante al cerrar mi puño.


Entre a la habitación de Lucille, lucía exactamente igual que siempre al dormir, como un ángel, acerqué una silla y me senté justo a lado de la cama, tomé su mano , fría como la de un cadaver, su piel parecía haber perdido color, sus delgados dedos podían ser envueltos totalmente por mis manos. Fue hasta ese instante en que me di cuenta de su preocupante delgadez.


Me permití derramar unas pocas lágrimas, aunque lo que sentía era casi imposible de ocultar o minimizar, tuve que tapar mi boca con mis manos para que mis lamentos no fueran escuchados. Me senté en el pequeño sillón de la esquina, no me di cuenta en que momento caí profundamente dormido.







Mi rutina se convirtió de repente en dormir poco por las noches, comer a duras penas, o a veces miraba un poco de televisión después de quedarme viendo a la nada mientras me refugiaba en mis pensamientos.

Sin darme cuenta, 5 días pasaron, aquellos
en los que estaba totalmente atento a ella, Lucille no presentaba algún signo de mejoría, aun así no podía esperar el momento en que despertara.

Por el momento, ninguno de los Leto o su equipo de maleantes abogados se había presentado al hospital, tampoco empezaban a buscarme, acosando a mi familia o en mi oficina. Lo que me mantenía algo tranquilo.

No estaba consiente sobre el tiempo que había pasado sentado junto a la cama de Lucille o de si necesitaba o no una ducha, aunque probablemente la necesitaba más que comer o dormir bien.

La manera en la que me sentía era indescriptible, una tristeza invadía mi ser, inundándome por completo, había algunos momentos en que olvidaba todo aquel asunto y podía asegurar que estaba bien, pero en un solo instante todo cambiaba y pequeños flash backs venían a mi cabeza, pequeños recuerdos en donde Lucille siempre estaba presente, mi mente me traicionaba y entonces también me imaginaba a aquel idiota lastimándola, con tal intensidad para dejarla en este estado.

Las lágrimas amenazaban por salir de nueva cuenta, casi nunca me permitía el llorar, pero esta vez necesitaba hacerlo.

Cubrí mi cara con mis manos y solté pequeños sollozos a la vez que mis ojos se inundaban poco a poco.

-De verdad necesitas un baño, Driver.- dijo una voz cercana a mi, una pequeña voz débil a mi lado.

DAMAGED [Adam Driver] |SEGUNDA PARTE|On viuen les histories. Descobreix ara