XXXVI

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ADAM

Lucille y yo la estábamos pasando de maravilla, su madre ciertamente era difícil de tratar pero le sobraba amabilidad.

Aquel era un pueblo quieto, pequeño, caluroso, lejos de la ciudad, me gustaba imaginarnos a mi y a Lu viviendo aquí, con una pequeña casa, tal vez dos o tres niños, viviendo una vida tranquila, sencilla y sobre todo alejados de la ciudad.

Los días corrían rápido, tratábamos de mantenernos ocupados la mayoría del tiempo, lejos de las finanzas o el incesante papeleo.

Durante nuestra estadía habíamos dado largas caminatas, disfrutando de la naturaleza, nos quedábamos recostados en el pasto por la noche, viendo el cielo estrellado y disfrutándonos el uno al otro, tal como si fuéramos una pareja de adolescentes.

-Ya vuelvo cariño, sigue ayudando a mamá con sus plantas, sólo iré a comprar los ingredientes de la merienda- dijo mientras se preparaba para salir y me dio un pequeño beso en los labios.

En cuanto se fue yo regrese a mis trabajos de jardinero, lo cual no se me daba muy bien, pero al menos lo intentaba. La madre de Lucille se encontraba a poca distancia de mi, de igual manera cavando agujeros para sus plantas.

-De verdad me alegro que Lucille haya pescado a un hombre importante e inteligente como tú, en la vida hay segundas oportunidades después de todo- si bien la señora soltaba sus comentarios en los momentos más oportunos y casi siempre me dejaba incómodo, sólo asentí mientras trataba de seguir ayudando.

-Aquel Jared era una basura, lo supe desde un inicio, pero ella parecía necesitarlo más que amarlo, al menos algo bueno hizo ese hombre- continuo hablando, captando mi atención. -De no ser por él, ella y su hija habrían estado en serios problemas.- hizo una pausa para tomar aire. -Pero tampoco te aplaudo el echo de que hayas dejado a Lucille de esa manera- dijo para después dar un trago a su limonada.

-Usted sabe bien cuál era nuestra situacion, señora, Lucille era mi acompañante, lo nuestro en un inicio fue un acuerdo, si la dejé fue por algo que yo mismo estipulé en un contrato y ella accedió a firmar- dije con calma, tratando de que no se me mal interpretara.

-Yo no me refiero a esa situación, lo que mi hija haya firmado o no en el pasado fue su problema, yo me refiero a la bebé, ella necesitaba a su padre también-  dijo mirándome fijamente a los ojos.

-¿A qué se refiere que necesitaba a su padre? Esa bebé tuvo a sus padres, Jared se hizo cargo de ella mientras estuvo con vida.- después de decir eso mi cara de confusión se hizo aún más presente, entonces la señora pareció temer y trató de cambiar el tema.

-Parece que nos va a hacer falta más tierra ir aquí, iré a ver si hay más en el Garage- dijo ella nerviosa tratando de levantarse, pero yo la detuve.

-Por favor, dígame lo que sepa, explíqueme lo que quiso decir- le supliqué y ella me miró con ojos de lástima .

-¡Ay muchacho!, esperaba que ella misma te lo hubiera dicho desde antes, deberías de preguntárselo a ella- dijo pero yo seguí mirándola, podía sentir las lágrimas apunto de brotar. - La bebé era tu hija, Adam- Ella desvió la mirada inmediatamente y se zafó de mi agarre, caminó rápidamente hasta llegar dentro de la casa.

Yo no sabía que hacer, quedé petrificado en medio del jardín, lágrimas cayeron sobre mis mejillas, traté de contenerme pero en ese momento era imposible, miles de pensamientos y emociones me invadieron, no podía creer que Lucille me hubiera ocultado algo así de importante, una bebé, mi hija.

-Cariño... casi llegaba al supermercado pero me olvidé de mi cartera ¿Cómo pensaba pagar?- rió dulcemente, pero su sonrisa desapareció en cuanto me miró .

-¿¡Entonces la bebé era mía  y no del idiota de Jared!?- grite hacia ella, una expresión de tristeza apareció en su rostro. Ella trató de hablar pero la interrumpí. -¿¡Porqué , Lucille?!¿¡Porqué me lo ocultaste?!- grité nuevamente y dejé salir mi llanto, uno desesperado, enojado, lleno de dolor.

-Entiéndeme, Adam, tú terminaste el contrato, no querías saber nada de mi, ¿Cómo iba a llegar con la noticia de que estaba embarazada de ti?- dijo acercándose a mi, con su voz entrecortada.

-¡Eso no te daba el derecho de ocultarme algo así! ¿¡Quién te creías como para quitarme a mi hija?!- pregunté enojado entre llantos.

-¿¡Tú hija?! ¡¿Ahora si es tu hija?! Contéstame algo ¿¡Tú hija habría tenido a su papá?! ¿¡Te habrías quedado con ella?! ...¿¡Conmigo!? Ni siquiera sabías lo que querías, dijiste estar asustado por lo que sentías por mi, preferiste irte en lugar de enfrentarlo- negué con la cabeza, mis ojos estaban llorosos.

Me quedé en silencio unos momentos, sollozando, de rodillas sobre el jardín, con Lucille a unos pasos de mi.

-Me voy- dije sin más, entré a la casa, tomé mi maleta y empecé a empacar la poca ropa que había traído conmigo.

-¿A dónde irás ? Se suponía que regresaríamos a casa juntos mañana.- Ella me siguió.

Terminé de empacar y me dirigí a la puerta para irme, ella seguía tras de mi, sollozando.

-Ya no hay un nosotros, Lucille, tampoco una casa de los dos, eso era antes- hice una pausa, ella seguía sollozando, destrozada - No te molestes en llamarme o buscarme, esto se acabó, te prometo que no me verás en la oficina por mucho tiempo, empezare papeleos para irme de la compañía, después podrás hacer como que nada de esto pasó- di media vuelta y entré a mi auto, ignorando el hecho de que ella imploraba porque no la dejara, golpeando los vidrios de las ventanas del auto y llorando desconsoladamente, sólo arranqué el auto en camino al aeropuerto, dejándola atrás, en medio de la calle, gritando mi nombre.

DAMAGED [Adam Driver] |SEGUNDA PARTE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora