Nuevos Horizontes

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Nuevos horizontes


Estaba nervioso, no era bueno hablando frente a muchas personas, pero el hecho de que todas aquellas le tuviesen estima y que gran parte de ellas estaban agradecidas con él, le sirvió para hacerse de coraje y enfrentarlos:

—Buenos días… —Evan vacilaba un poco mientras hablaba—. Esta reunión tiene como fin poner al tanto a la población sobre dos cuestiones que han tenido lugar desde el día que Joseph partió de esta isla.

Todos se encontraban en la gran plaza, en dónde Minos había luchado hasta lo último de sus fuerzas para derrotar a un poderoso Privilegiado. Si bien después de aquel mortal enfrentamiento la plaza quedó devastada, muchas personas intentaron reconstruirla —lo mejor que pudieron—, pues aquella plaza cenicienta y elegante había sido construida por muchas horas de esfuerzo de parte de las personas, es por ello, ahora libres, quisieron gozar de sus dimensiones y bellezas.

Evan vestía un pantalón negro y una fina camisa de lino bajo un chaleco de cuero marrón, ya que la mañana era soleada y los vientos fríos de las costas se veían contrarrestados con el calor que regalaba el sol. Las personas estaban situadas alrededor del centro de la plaza, mientras que el joven mandatario se encontraba en el centro, junto a una fuente sin agua.

—Hemos vivido mucho, pero eso ya pasó, sin embargo, no todo lo que nos depara será sencillo y así nos lo demostró Joseph. —Hizo una pausa que utilizó para hallar las palabras correctas—. Hace dos días, un capitán Magno y su traductor, visitaron mi cabaña con el objetivo de que nosotros, ahora personas libres y nunca más esclavos, regalemos cierta parte de nuestras recaudaciones a ellos, para que ellos sigan viviendo de nosotros. ¿Qué les parece esto? —concluyó alzando la voz.

Muchas voces se alzaron contradiciendo estas ideas.

—¡Que se vayan! —alzó una voz masculina.

—¡Qué horror! —dijo otra perteneciente a una mujer.

Si bien el bullicio era alto y constante, una voz, fuerte y cargada de verdad, llegó a los oídos de Evan:

—¿Cómo haremos? ¿Acaso quieren otra guerra?

—Exacto —le respondió Evan alzando la mano y todos enmudecieron—. Estamos en un gran problema, aquí nadie quiere otra guerra y muchos menos una sin Joseph de nuestro lado. Es por ello que, al debatirnos en esta situación, nos vemos obligados a pensar ¿Qué haremos? El capitán Magno vino y me ofreció, de la forma más democrática posible, según él, que nosotros les regalemos parte de nuestros bienes a cambio de que la tregua continuase. Pero, como opinará más de uno hoy en esta plaza, esto es inaceptable, no es justo para nada y todos lo sabemos y, me arriesgo a decir, que ellos también lo saben. Por ello he hablado con Nox y Silver y hemos formulado una idea que hoy les vengo a ofrecer, demás está decir que muchos se opondrán y otros tantos se sentirán decepcionados e imponentes, pero entiendan, que la situación es difícil y la mejor manera de prever otro conflicto como este, es cerrar poco a poco la brecha que nos separa de ellos.

En aquel momento, Nox y Silver aparecieron por detrás de Evan, el joven había explicado de un modo irreprochable la situación y ahora le tocaba a ellos, los que más experiencia poseían en la isla, explicar en que consistía aquel plan.

—Gente libre de Wakmar —habló Nox, que llevaba un tapado pesquero que solo dejaba a la vista unas botas sucias y un rostro pálido de cabellera corta y blanca—. Lo que ha dicho este excepcional joven es cierto y lo será siempre y por ello debemos de pensar. ¿Cuál es la mejor forma para cerrar la brecha que nos divide de los Magnos? Se preguntarán. Pues hemos reflexionado mucho Silver, Francis, Drake, Pauper, Temeré y, sobre todo, Huxios. Como ven, muchas mentes fuertes e inteligentes han contribuido con su granito de arena para llevar el barco de nuestro proceder a buen puerto.

Acuerdos y Maldiciones - Saga "Los Privilegiados II"Where stories live. Discover now