Comienza el viaje

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Comienza el viaje


Drake navegaba con total calma aquellas aguas oscuras y plagadas de misterios. Su cabeza no flaqueaba y permanecía recto, como un mástil frente a una tormenta, el sueño le era esquivo, sin importar las horas que se aglomeraban sobre su espalda. Contrario a Elijah, que si bien soportaba el sueño y pocas veces se dejaba vencer, la noche y la tranquilidad de las aguas, sumadas a las largas horas transcurridas, se encontraba dormitando a un ritmo lento y prolongado.

No obstante, Evan, que permanecía allí junto a Drake, en el elegante palco del timón, no mostraba indicio de cansancio y sus ojos, siempre escrutando la noche y el oleaje marino, contaban con brillo propio, como si una oleada de emoción y ansiedad lo dominaran.

—Evan —lo llamó Drake con una voz tranquila, pero alta, pues el oleaje golpeteando la carcasa del barco generaba cierto ruido—. ¿Por qué no duermes un poco? Yo pronto alcanzaré el puerto y volveré, tendré tiempo para descansar después. Pero tú, bueno… no creo que goces de ese tiempo, muchacho.

Evan, tras refregarse el rostro y darle una última mirada a la cubierta vacía del navío y a las embargadas velas colgando de los mástiles, se puso de pie y se posó al lado del timón, a escasos centímetros de Drake.

—Tendré tiempo de dormir cuando todo termine.

—Pero, joven. ¿Cuándo terminará?

—No lo sé.

—¿No lo sabes? —Soltó un bufido—. Vaya, yo no creo que sea así.

—¿A qué te refieres? —Evan empezaba a tener curiosidad.

—Te conozco, Evan, no tanto, pues no te he criado. Pero sé que tienes un problema, por así decirlo. ¿Cuándo terminará? Te pregunté y no creo que lo admitas, pero es claro que nunca terminará y lo sabes.

—Tal vez…

—No es una suposición, muchacho. ¿Crees que no lo veo? ¿Crees que nadie lo ve? Más de una vez he visto luz de vela en tu cabaña en largas horas de la noche, también muchos han presenciado tus eternos paseos por toda la costa y los puertos. Sé que vigilas las aguas como una lechuza los bosques, también sé que no duermes y apenas sonríes en el último tiempo. Siempre serio y ocupado. ¿Qué te ocurre?

Evan permaneció callado y solo una pequeña mueca se dibujó en sus labios, como evidencia que Drake no se equivocaba.

—Bueno… no me gusta meterme mucho en la vida de los demás, Evan, ni tampoco soy como Silver, no te haré preguntas directas ni tampoco seré un témpano contigo, no. Solo quiero saber por qué no eres feliz ni en los mejores momentos, tras una victoria o quizás durante este tiempo de paz, dónde solo el capricho de los mestizos Magnos nos han molestado. He hablado muchas veces con Elijah, pues me lo he cruzado en el bar en más de una noche.

Tras mencionar su nombre, el joven pareció reaccionar, pero sus ojos permanecieron cerrados.

—Él te respeta, Evan y muchas veces te ha visto cansado y triste por algo. Yo soy viejo y mi vida no fue buena, claro que la tuya no fue diferente, pero eres joven y tal vez no te das cuenta, así que te diré algo: despabílate un poco, ya sé que es un poco tarde para el consejo, ya sé, pero creí… bueno, aún tienes tiempo de hacer una última cosa.

Acuerdos y Maldiciones - Saga "Los Privilegiados II"Where stories live. Discover now