Capítulo 34: visita sorpresa

660 84 12
                                    

El día en el instituto se hizo larguísimo. La clase de matemática parecía no acabar más, y mi mente no paraba de pensar. ¿Cómo era en realidad Khracira? ¿Todos podrán leerme la mente? ¿Iría a esas playas tan hermosas que Horus me mostró en sus cuadros?

—Iris.

Levanté la mirada de mi cuaderno y miré a Emma, que estaba de pie, con la mochila al costado del hombro y me miraba con una ceja arqueada.

Parpadeé y miré alrededor. No había nadie más en el salón de clases.

—¿Terminó la clase?—pregunté, totalmente confundida.

Ella arqueó la otra ceja.

—¿Te sientes bien? Terminó hace cinco minutos. Vi que estabas prácticamente sacándole la existencia a tu cuaderno, pero...

Sacudí la cabeza y comencé a recoger mis cosas.

—Sí, lo siento. Estaba en...

—Otro planeta—me interrumpió y negó con la cabeza, mientras caminaba hacia la puerta y la seguía.

Levanté la cabeza de repente y me tropecé con una silla al querer llegar a su lado.

—¿Qué?

¿Emma sabía? No, era imposible. ¿Era tan obvio? ¿Acaso podía ser obvio?

Puso los ojos en blanco y dobló por el pasillo.

—Que parecía que estabas en otro planeta. Ya sabes, volando por allí.

Mi cuerpo se relajó instantáneamente. Estaba paranoica, debía admitirlo.

Nos dirigimos a Venus y nos pusimos a comer. Trevor apareció luego de un rato, con una porción de pizza en la mano. Nos contó que estaba exhausto luego del entrenamiento de esta mañana, y Emma no dejaba de mirarlo de manera acusatoria.

—No entiendo cómo no has dicho nada aún—le dijo Emma a Trevor.

Trevor levantó las cejas.

—Eso es realmente ofensivo. Estuve hablando desde que llegué.

Reí entre dientes, porque era cierto.

Emma puso los ojos en blanco.

—Lo sé, idiota. Lo que digo es que no sé cómo todavía no has dicho el nombre de la chica que te gusta.

Trevor la miró y frunció la cara.

—¿Otra vez con eso?

Emma asintió.

—Pues claro. En este momento me convertí en investigadora privada, así que hombre, estas en peligro.

Reí.

—Déjalo, Emma. Seguro tiene miedo que nos burlemos de él o algo—dije en broma.

Trevor suspiró.

—Eso no es verdad—me apuntó con la pizza y luego le dio un mordisco.

Moví la cabeza hacia un costado.

—¿Quién es, entonces?

—Iris Deleed.

Todos giramos la cabeza hacia donde provenía el llamado. La directora del instituto estaba de pie adelante mío, mirándome fijamente.

Tragué saliva y nos miramos de reojo con Emma.

—¿Si?—respondí, tímidamente.

—Han venido a buscarte. Acompáñame.

Fruncí el ceño. Eso era raro. Nunca nadie me iba a buscar. Mis padres estaban trabajando, y...

—Soy yo, tranquila.

HorusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora