Capítulo 25: despertar

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Desperté y parpadeé lentamente, asimilando con mis ojos el paisaje hermoso delante mío. La arena era blanca y el agua de color rosa. Vaya, ¿había muerto? Si este era el paraíso, no entendía por qué no había venido antes

—Iris.

Parpadeé más de prisa, y una punzada de decepción me recorrió el cuerpo.

Bien. No estaba en el paraíso ni en una playa extraña. Aunque estaba cerca: en la casa de Horus.

Dejé de mirar el cuadro, y me levanté despacio, aunque en realidad no me dolía nada, sino que estaba un poco mareada. Me encontraba en el sofá del comedor de la cabaña y Horus estaba de cuclillas frente a mí. Sus ojos se llenaron de alivio cuando me incorporé del todo, aunque hice una mueca.

—¿Estás bien?—me preguntó, mientras movía el brazo en dirección a mi pelo. Instintivamente, me corrí hacia atrás, para que no volviera a poner un mechón de cabello detrás de mi oreja, como la vez pasada. Él me miró y suspiró, bajando el brazo—. Lo lamento tanto...pero es que no me dejaste otra opción...

Esas palabras...esas palabras ya las había escuchado. Parpadeé un par de veces, y luego miré mi cuerpo, a la ropa que tenía puesta en la fiesta de la playa, hacía un par de...

—Segundos—respondió a mi mente.—La fiesta sigue en pie, estabas allí hace un par de segundos.

Me quedé paralizada. Era la tercera vez que me leía la mente. No era posible. Recordé cómo me persiguió en la playa, y cielos, ¿todavía no había despertado? ¿Seguía en un estúpido sueño sin fin? ¿Acaso estaba en coma? Oh, Dios...

—Tranquila—Horus se sentó al lado mío.—Sé que esto es lo que menos te esperabas, pero necesito que te tranquilices. Esto no es un sueño, Iris, esto es lo más real que hayas presenciado jamás.

Me levanté bruscamente del sofá.

—No...—Mi garganta se cerró. Carraspeé—. No puede ser...posible...Esto...Tú...—miré para todos lados, sintiéndome más perdida que nunca.

Asintió con la cabeza, y su mirada se llenó de comprensión.

—Es mucho para asimilar, ya te explicaré todo, pero ahora necesito que te tranquilices...

—¿¡Que me tranquilice?!—La Iris tímida y callada había sido reemplazada un león furioso (y asustado)—. ¡Me lees la mente! ¡Santo cielo! ¡Me lees la mente!—Mis palabras no eran bien procesadas por mis neuronas—. Y también...Oh, por todos los cielos, ¿dices que la fiesta sigue en pie? Yo... ¿me volví a desmayar? ¿Cómo es que estamos en tu cabaña, si la fiesta es en Guiston?

Recordé el suceso en el que yo corría y cerraba los ojos, pero lo siguiente era despertar aquí.

Hizo una mueca.

—Hm... bueno, perdiste la conciencia mientras que nos teletransportábamos hasta aquí, de hecho es algo común las primeras veces que...

Teletransportábamos.

La sangre parecía que había drenado mi cuerpo. Me encontraba pálida y sin fuerza. Esto no estaba pasando. Definitivamente no estaba pasando. Cerré los ojos y me hice un ovillo en el piso, con la espalda en la pared.

Quiero despertar.

Quiero despertar.

¡Despiértate, Iris!

Vamos, vamos, vamos, esto no estaba pasando. No estaba aquí con Horus... el de mi anterior sueño. No leía mentes. No teletransportaba cosas.

Esto no estaba pasando.

HorusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora