Leave the kiss for later [SKK]

II: But I wonder where were you?

Había algo sumamente adictivo en estar sobre un escenario. Escuchar los gritos, los aplausos, los vítores, sin saber en qué momento su voz desapareció para dar paso al sonido de la multitud. ¿En qué momento terminó la canción? ¿Cuándo dejó de cantar? ¿Cuándo el resto de la banda dejó de tocar sus instrumentos? Durante los ensayos, esos cuatro minutos se sintieron tan eternos, pero ahora, frente a un grupo de personas que no apartaban la mirada del escenario, fueron tan rápidos como un parpadeo.

En ese momento, Chuuya solo podía concentrarse en la emoción que recorría su cuerpo. Su respiración agitada, sintiendo los efectos posteriores del esfuerzo que realizó al cantar. ¿Se equivocó en alguna nota? Se preguntó brevemente. La sensación de las luces sobre su cuerpo lo distrajeron; el calor sobre él, aquel que no sabía si era a causa de los focos en lo alto o bien por la adrenalina que recorría sus venas.

Y esa sensación que recorría su cuerpo, esa plenitud, esa emoción tan burbujeante que pocas veces en su vida experimentó. Era adictiva, más adictiva que cualquier otro sentimiento que hubiese conocido antes. Le hizo querer tanto llorar como reír, pero no lloraría frente a tantas personas. Sus labios comenzaron a estirarse en una sonrisa sincera, una que no podía retener más...

Pero entonces lo notó.

Ahí estaba él, entre la multitud. Sin aplaudir, sin gritar, solo observándole fijamente. No necesitaba preguntarse quién era o dónde lo vio por última vez, lo reconocería en cualquier lugar. No había forma de que alguna vez hubiese olvidado esos ojos marrones que a veces adquirían un brillo suavemente rojizo dependiendo de la luz a su alrededor. Seguían siendo igual de fríos, notó Chuuya, igual de vacíos. Logró tanto irritarle como hacerle estremecer en la misma medida.

De todos los malditos lugares alejados de Yokohama, vino a encontrar a Dazai en Kyoto.

Sus labios se mantuvieron abajo, la sonrisa y la emoción retrocedió, dando lugar al viejo resentimiento que creyó olvidado. Se alejó del micrófono y de la luz que caía sobre su cabeza. Tachihara pasó al frente, sosteniendo el bajo, y habló al público; les agradeció por la atención y la recepción del nuevo vocalista. Ryuunosuke y Gin ya habían dejado las guitarras a un lado, uno con el rostro más serio que el otro. Higuchi se levantó de detrás de la batería y le sonrió al público. Chuuya no se quedó mucho más sobre el escenario, no esperó a recibir más aplausos o vítores. Bajó, alejándose de la atención de la gente antes de sentirse mucho más sofocado, antes de seguir sintiendo la mirada de Dazai sobre él; observando cada movimiento, reconociéndolos, volviendo a aprenderlos de memoria.

―Esa fue una buena presentación ―mencionó un hombre mayor en cuando bajó del escenario, Hirotsu, el dueño del local―. ¿No estarían dispuestos a tocar otra más?

Antes de que Chuuya pudiese decir algo, el resto de los integrantes de la banda bajaron del escenario y Tachihara volvió a tomar la palabra.

―No tenemos otra canción por ahora ―respondió, mirando de reojo a Akutagawa quien asintió antes de pasar de largo al resto de sus integrantes―. Durante este último tiempo nos centramos solo en la canción de esta noche, nuestro vocalista aún no termina de aprenderse el resto...

Tachihara se quedó platicando con el dueño del local, el resto se movió a la parte reservada para las bandas de aquella noche. Buscaron a Akutagawa hasta encontrarlo en la misma mesa escondida de la cual se apropió desde que llegaron al bar a eso de las siete de la tarde. Ya había pedido bebidas para cada uno y, sin querer marcharse inmediatamente o demostrar lo inquieto que se sentía al estar en el mismo lugar que Dazai, Chuuya se acomodó en uno de los asientos, con Gin a su derecha y un lugar vacío a la izquierda. Higuchi se sentó directamente junto al pelinegro, tomando el vaso que su novio le ofrecía con una sonrisa y apegándose a este un poco más.