Leave the kiss for later [SKK]

XIX: Lost on you

Sin quitar la amplia y amable sonrisa de su rostro, la mujer giró su cuerpo y llamó hacia el interior del hogar; su voz elevándose por sobre el ruido de la tranquila música y la tenue plática en el salón.

―¡Sakunosuke! ¡Dazai está aquí! ―informó, con tanta alegría en su rostro que Chuuya se sintió cegado cuando la mujer volvió a posar su mirada en los recién llegados.

Lentamente, se alejó de la puerta y retrocedió sobre sus pasos hasta que sintió su hombro rozar el brazo de Dazai. Le dio una rápida mirada al moreno de reojo, pero la expresión agridulce, la máscara de falsa estabilidad y felicidad estaba puesta sobre su rostro. Su sonrisa no llegaba a sus ojos, no formaba ni una arruga, ni una sola verdadera emoción. La tensión en su cuerpo, la rigidez en su semblante y la respiración que intentaba hacerse pequeña, casi inexistente.

Chuuya quiso tomar su mano y apretarla, traerlo de regreso y a la vez sostenerlo. Pero antes de que sus dedos pudieran tocar a los ajenos, el hombre que solo conoció a través de historias se asomó. La otra mirada azulada se posó en el moreno sin dudarlo, y este contuvo el aliento al fin. Por un momento, se miraron mutuamente sin decir nada, compartiendo sonrisas que en uno era sincera y transparente, mientras que en el otro agridulce y sostenida a través de solo voluntad.

―Dazai ―saludó Oda, dando un paso más allá de la mujer y la puerta, deteniéndose, sorprendido, cuando al fin notó los otros ojos azules que reflejaron los suyos. Tan iguales, tan diferentes; calma contra tempestad, aguas tranquilas de un río constante contra la marea que golpeaba las rocas en la orilla sin piedad―. Ah, tú eres...

―Chuuya ―respondió, dando un paso al frente, casi queriendo cubrir con su propio cuerpo al moreno detrás de él, aunque sabía que era un intento inútil―. Soy Chuuya. ¿Daz... Osamu no te habló de mí?

―Lo hizo, me habló mucho de ti en el pasado, pero no me dijo que estabas de regreso o que volvieron a verse.

―¿Él... no te dijo que regresé? ―preguntó lentamente.

Oda asintió, mirando entre ambos chicos, inconsciente del tenue nerviosismo en uno y la profunda confusión en el otro. Habló volviendo su atención al otro pelirrojo, con el mismo gesto y actitud calmada de la cual Chuuya solo había escuchado. Bien, al menos eso era verdad, pero intuía un par de mentiras entre medio.

―Cuando se mudó a Kyoto, me dijo que una de las razones para marcharse de Yokohama fue que estaba solo, ya que terminaste con él y saliste de la ciudad ―explicó Oda.

Cuando Chuuya miró a Dazai, el moreno inmediatamente desvió su cabeza y centró su atención en las plantas a un lado de la entrada. Actuó con calma, despreocupado y felicitó sobre las bonitas plantas que tenían en la entrada del hogar, ignorando deliberadamente los ojos azules que se empaparon de ira ante la idea de estar, una vez más, atrapado entre mentiras en las cuales no aceptó participar.

―Sí... ―respondió Chuuya en un siseo, regresando poco a poco su atención al otro pelirrojo―. Sí, tuve que terminar con él ya que salí del país.

―¿En serio? Dazai solo dijo que te mudaste de ciudad...

―A Sendai ―interrumpió, apegándose un poco más a Dazai―. Sí, me mudé a Sendai. Luego viajé a Francia y regresé a Japón a principios del año pasado.

―¿Estuvieron en contacto durante todos estos años? ―cuestionó la mujer, y se aferró al brazo de Oda―. ¡Qué lindo! Sakunosuke me dijo que tú y Dazai fueron novios durante la adolescencia, ¿retomaron la relación?

Dazai quiso responder, pero Chuuya soltó una fuerte y falsa carcajada que los tomó por sorpresa.

―¡Vaya! ¡Hasta parece que saben más de mi vida que yo mismo! ―bromeó entre dientes, golpeando el brazo del moreno a su lado repetidamente con cada una de sus carcajadas hasta que estas se detuvieron. Sin embargo, la sonrisa se mantuvo en su rostro, temblorosa y amenazante, y la mano en la parte posterior del bíceps de Dazai, pellizcando la piel―. ¿Qué más saben que yo no sé, Osamu?