XIII: When the party's over

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—Odasaku...

La lluvia nocturna caía con fuerza. En algunos lugares, las fiestas continuaban a pesar del frío que poco a poco se instalaba a su alrededor, pero en otros sitios, como en las propias emociones, el ambiente ligero y los buenos recuerdos de la velada fueron eclipsados por aquellas voces del pasado que se cree olvidar.

Pero era imposible dejarlas atrás. Siempre regresaban en los más dispersos momentos para remecer y derrumbar aquello que se está construyendo, o bien para afirmar los cimientos.

En ese momento, esa voz tan grave y tranquila, aquella que siempre le relajó oír, derrumbó la sonrisa en sus labios y la imagen de un cantante presente en su cabeza. Empujó lejos las emociones de esa noche y se instaló en su pecho la más adictiva y agridulce sensación que le cortó la respiración y destruyó cada uno de sus pensamientos.

Dazai — repitió, casi como un mantra, con un tono que aseguraban la sonrisa en sus labios—. Hey, hola.

Su voz. Dios, su voz. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Cuándo fue la última vez que escuchó su nombre salir de esos labios? Incluso a través del teléfono seguía escuchándose tan bien, tan correcto, como si su propio nombre hubiera sido creado solo para que Oda lo pronunciara.

Pero no era su nombre, recordó. Era su apellido. Su apellido. No su nombre. Pero, ¿importaba? No, no importaba, porque había pasado tanto tiempo y lo extrañó. Tanto, que casi lo sentía a su lado, directamente contra su oído y no a través del teléfono.

¿Dazai? — volvió a decir Oda, y el moreno pudo escuchar cómo se pasaba el teléfono de un lado a otro—. ¿Estás ahí? Dazai...

—Sí, sí, Odasaku, yo... —Su garganta se cerró, llevándose por un momento el sonido; cuando regresó, con esfuerzo, su voz se transformó casi en un susurro tembloroso de alguien que estaba a punto de huir o de llorar—. Tú... ¿Cómo...?

Sí, lo sé, lo siento ― respondió el hombre al otro lado, escuchándose tan sincero que Dazai no pudo hacer más que creer en su disculpa y razones―. Sé que es bastante tarde, pero supuse que, como yo, no dormirías tan temprano este día. Y sí, lo sé, recurrí a una táctica sucia para que me respondieras, y sé que no quieres hablar conmigo, pero...

―N-no es que no quiera ― interrumpió, maldiciéndose a sí mismo cuando su voz y palabras temblaron―. Yo... No creí que tú quisieras hacerlo...

Bueno, no soy yo quien no respondió a las llamadas ― bromeó, y aunque Dazai quiso reírse, no pudo hacerlo. Su silencio alertó inmediatamente al hombre al otro lado de la línea, y la preocupación se extendió desde su voz―. ¿Te encuentras bien? ¿Estás cuidando de ti? Hablé con Ranpo hace algunos días y me dijo que te ves mejor últimamente, eso me alegra. Y sí, lo sé, hubiese sido mejor llamarte directamente a ti, pero sabía que no me responderías, así que le pregunté a él. Aun así, me hace feliz que hoy hayas respondido, realmente extrañaba hablar contigo.

Por favor, no. No me hables con ese tono, no digas esas palabras, no me extrañes, sé que no me extrañas de la forma en la que te extraño. Y soy demasiado débil. Demasiado débil cuando se trata de ti. Demasiado débil y hambriento. Creí que ya no quería lo que tuvieras para ofrecerme, incluso si eran migajas, creí que ya no, pero yo, yo todavía, incluso en este momento, yo...

―Estoy manteniendo mi promesa ― dijo, las palabras escapándose por sí solas, sin ser requerida o necesitadas. Sintió que su voz temblaba una vez más, nerviosa y ansiosa por igual, pero se obligó a mantenerse firme y esperar algo que no obtendría―. Yo... Estoy intentando ser una mejor persona de lo que fui cuando estabas aquí. Sigo asistiendo a Kyodai, soy el mejor de mi generación, ya no me meto en líos y mis heridas siguen cerradas, así que...

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now