XXIV: Autumn leaves on my skin

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No debería importarle tanto. No debería molestarle tanto que Atsushi no quisiera hablar de lo que sucedió, o que pensara que solo eran "conocidos", o que Chuuya estuviera equivocado cuando le dijo que el albino sentía algo por él, así que Akutagawa decidió centrarse en lo único que realmente le ayudaba a despejar la cabeza: la música.

La semana había sido horrible, demasiado trabajo, demasiado calor. El invierno estaba por terminar y se acercaba la primavera otra vez, pero casi se sentía como si se saltase una estación y cayeran directamente dentro del verano. Lo odiaba, y no ayudaba que todo su guardarropa consistiera en prendas oscuras y que cubrían casi todo el cuerpo. Tal vez lo único bueno que le había sucedido en mucho tiempo, eran esos audífonos con cancelación de ruido que Gin le había comprado para Navidad y que Higuchi dejó de pensar que su ruptura era algo temporal.

¿Por qué no quería ver que no funcionaban juntos? ¿Qué no eran buenos el uno para el otro? Siempre quisieron cosas diferentes, siempre observaron su relación desde distintos enfoques, y tenían otros intereses y metas que no encontraban un punto en común por mucho que lo intentaron. No es que ella fuese el problema, seguramente él lo era, y estaban mejor separados.

Tal vez esa relación no tuvo que haber iniciado nunca. Tal vez ambos se habrían ahorrado problemas y discusiones, si simplemente Akutagawa no hubiese volteado la cabeza cuando Higuchi pasó a su lado ese primer día en Kyodai, ni se hubiese sentido maravillado cuando notó que, la misma chica que llamó su atención, era quien quería ser la baterista de su banda. Tal vez tuvo que haberse dado cuenta antes de que la forma en que le gustó Higuchi cuando la conoció no era igual a cómo le gustaba Atsushi cuando ya sabía tanto de él.

Pero si seguía pensando en lo que debió hacer de manera diferente, no avanzaría nunca. Si seguía preguntándose si es que lo que sentía después de la última vez que habló con el albino era un corazón o ilusiones rotas, no terminaría nunca la nueva canción.

La canción estaba casi lista y, por primera vez en mucho tiempo, tuvo ayuda para crear la melodía. El martes después de su horario laboral, se había reunido con Kajii para convencerlo de quedarse en la banda como baterista por un tiempo indefinido, y aunque el otro hombre había estado reacio al inicio ―ya que para él todo ello no era más que un hobbie―, cuando Akutagawa le enseñó tanto la letra que Chuuya escribió, así como la melodía en la cual estuvo trabajando el fin de semana, se rindió.

La letra, la melodía, el solo de guitarra, los acordes del bajo, la percusión de la batería, las metáforas escondidas, todo le encantó. Quería, no, necesitaba tocar esa canción, le dijo Kajii ese día, y se quedaría en la banda indefinidamente solo si Akutagawa aceptaba que le hiciera un par de arreglos al ritmo de la batería. El pelinegro se mostró reacio cuando escuchó esa condición, pero una cosa por otra, pensó, y aceptó que Kajii hiciera los arreglos que quisiera... Siempre y cuando consultara primero con él. El otro aceptó y durante el resto de la semana, le estuvo enviando sugerencias que bien Akutagawa aprobaba sin mucho esfuerzo o que los hacía discutir.

Y lo que le hizo salir de casa un sábado por la mañana, fue también una sugerencia de Kajii.

Originalmente, Akutagawa había escrito los acordes para dos guitarras, pero todavía tenían solo una. Aún no lograba reunir el dinero para comprar otra, aunque el monto estaba aumentando con la ayuda de Gin, Kajii le sugirió tocar con una sola guitarra otra vez, o cambiar el instrumento. Pero, ¿por cuál? No podía agregar ningún otro sonido así sin más, podía no combinar con la melodía ya escrita. Necesitaba pensar en los instrumentos clásicos que otras bandas suelen utilizar ya fuese en toda la canción o bien en solo una parte.

Ese sábado, mientras el resto del mundo también se levantaba y se movía inmerso en su propia vida y preocupaciones, se despertó temprano y preparó el desayuno para él y Gin. Nada más terminar de comer, Akutagawa salió. Volvería a casa a la hora del almuerzo, le prometió a su hermana, y le escribió a Kajii preguntando si tenía algún instrumento en mente, pero el maldito solo le respondió que, como líder y principal compositor de la banda, era su trabajo pensar en el sonido que le hacía falta. No era de ayuda, y Akutagawa se encontró pensando en la misma persona otra vez.

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now