IV: Bittersweet symphony

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Había una tenue melodía viniendo desde algún rincón. Se escuchaba como algo que alguna vez conoció, pero Kouyou no podía recordar cómo se llamaba la canción o cuando fue la primera vez que lo escuchó.

Ah, no, no era una canción, notó, mientras caminaba de la mano de Kyoka y seguía a los otros tres hombres que iban frente a ellas. Era la risa de Chuuya. Sincera, tranquila, con el mismo tono y ritmo que recordaba de él a los catorce años antes de que saliera de Yokohama. Era su expresión relajada, aquella que le hacía ver más joven o de la verdadera edad que poseía, apenas veintitrés años cumplidos semanas atrás.

Pero lo más importante, lo que más le hacía ver la distancia tan literal como metafórica entre ella y su hermano pequeño, era que, alguna vez, esa risa fue para ella. Cuando solo eran ellos dos en una casa de la cual no sabían cómo salir, cuando ella era quien lo cuidaba por sobre su propio bienestar; negándose a pedir ayuda, aunque ambos lo necesitaban.

Si le hubiera dicho a Chuuya lo cansada que se sentía en ese tiempo, que ya no sabía qué más hacer para evitar los gritos y las peleas, y que los golpes que ella recibía por él y por su madre también le dolían, ¿la hubiese comprendido? ¿la hubiera ayudado a pensar en otra solución más que solo escapar? Tal vez, si hubiera pedido ayuda, si hubiera hecho cualquier otra cosa para sacarlos juntos de ese lugar, el camino los hubiese llevado hacia Paul antes de tiempo y tantas heridas no existirían en ese momento...

Si eso hubiera ocurrido, entonces Chuuya seguiría dirigiéndole esa sonrisa, pensó Kouyou, volviendo a mirar a quienes caminaban frente a ella. Esa sonrisa, esas palabras suaves, esas bromas que solo pocos entendían; esa plática sobre poesía, sobre los lugares que ambos conocían, sobre la gente que recordaban y sobre canciones a medio escribir y presentaciones que pronto estaban por llegar serían para ella. Otra vez para ella. Y también ese cariño.

Si nada de lo que ocurrió hubiese sucedido, entonces ese amor fraternal explícito en su mirada azulada seguiría siendo para ella, no para Arthur, y no sentiría ese infantil recelo hacia el pelinegro del cual no sabía cómo deshacerse. Tal vez, incluso hubiese llegado a apreciarlo tanto como Chuuya, y por un momento realmente deseó vivir en esa realidad que su inconsciencia estaba creando para torturarla. Realmente, a veces, quería regresar en el tiempo y hacer las cosas de otra manera...

Pero si ese pasado hubiera cambiado, si se quedaba con Chuuya y luego se marchaban junto a Paul a un lugar que ni siquiera soñaba con pisar, no tendría a Kyoka en ese momento, pensó Kouyou. Y apretó la pequeña mano que envolvía con sus dedos; obligándose a apartar la mirada de la familia que había decidido abandonar por aquella que caminaba a su lado.

―Estamos aquí ―dijo Paul, deteniéndose frente a un local cerrado y tomando de la mano al pelinegro antes de que éste siguiera caminando de largo―. Este es el lugar que Adam encontró, mon chéri.

―Se ve bien, ¿no? ―comentó Chuuya, deteniéndose al otro lado del pelinegro―. Es tal como lo pediste y lo encontró bastante rápido. Ahora, ¿puedes dejar de decirle a Adam que no le vas a pagar este mes?

―Él sabe que es una broma.

Chuuya soltó un quejido y un "tus bromas no se escuchan como bromas" al cual Arthur solo rio. Los tres hombres frente a ella se veían tan cómodos los unos con los otros, había una calidez tan familiar a su alrededor, que no quiso acercarse y prefirió mirar el local de amplias ventanas e interior vacío desde tres o cuatro pasos de distancia del grupo.

El exterior era simple, la fachada de color blanco puro, dispuesta para ser pintada de un color ocre como los locales a su alrededor o de otro tono que lo hiciera destacar más. Un tono pálido, un rosa o un azul pastel, o un lila tal vez. Y los bordes en dorado o plateado, tal vez con la silueta de un árbol de cerezo esquelético o con hojas en plena floración, pero, ah, ¿qué estaba pensando? Tal vez era una señal para que comenzara a incursionar en el diseño de interiores.

Leave the kiss for later [SKK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora