X: Turn around and make it alright

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Un teléfono sonando estrepitosamente despertó tanto a la chica en la cama como al muchacho en el futón. La canción ni siquiera empezó con lentitud, sino que explotó directamente en el coro final y con un quejido, ambos se removieron sobre sus lechos; una enfadada por las pocas horas de sueño; el otro sintiendo las consecuencias de todo lo que había ingerido la noche anterior.

―¡Atsushi, apaga la alarma! ―exigió Lucy, dando vueltas sobre su cama e intentando cubrirse los oídos con sus almohadas.

―No es la alarma, es mi tono de llamada ―explicó el chico, con la voz cansada y sentándose en el futón en el mismo momento en que una almohada chocó contra la parte posterior de su cráneo. Incluso el objeto más blando, le hizo sufrir―. ¡Ay! ¿Por qué haces eso? Me duele la cabeza...

―Sí, se llama resaca, idiota alcohólico.

―¡No lo soy! ¡Solo fueron cuatro vasos!

―¡Y con solo cuatro vasos te emborrachaste! ―Le recriminó Lucy, sentándose en el borde de la cama con las manos sobre las orejas―. ¡Solo responde el teléfono de una vez, es irritante! ¿Por qué tu tono de llamada es "I wanna be yours"? Sabes qué, no quiero saber.

―Es mi canción y la de Ryuu ―dijo, con demasiada felicidad para alguien con resaca.

―¡Dije que no quería saber!

El dolor de cabeza que sentía era horrible, pero aún así tuvo la suficiente energía para reírse de la actitud malhumorada de su amiga, a pesar de que su risa le hizo ganarse otra almohada en la cabeza antes de que la chica saliera de la habitación.

El mundo giraba a su alrededor y la canción continuó sonando. En cualquier otro momento, si fuese otra la persona quien lo llamaba, se sentiría muy molesto de ser despertado después de haberse emborrachado por segunda vez en su vida, pero sabía quién era. Después de todo, tal como le dijo a Lucy, esa era su canción.

Acomodando la almohada que su amiga le había lanzado, mucho más blanda y suave que aquella del futón que ocupaba cuando se quedaba en el departamento, volvió a recostarse y respondió la llamada.

―Hey, me despertaste.

Son las diez de la mañana, Jinko.

―De un domingo, es muy temprano ―bromeó, intentando no moverse demasiado. Incluso si estaba recostado, sentía que el mundo daba vueltas a su alrededor, pero intentó ignorar aquella sensación―. ¿A qué hora llegaste a casa? No recuerdo verte ir... Pero si recuerdo que hubo una pelea.

Ah, sí, Chuuya golpeó a un idiota, nada del otro mundo ―dijo, aunque Atsushi logró captar el cansancio y fastidio en su tono de voz―. Solo espero que nadie lo haya grabado.

Él esperaba lo mismo. Hubo mucha gente en el local la noche anterior, y muchos de ellos grabaron cada pequeño momento, no solo las presentaciones.

De todas formas, cuando terminara la llamada y pudiera levantarse de la cama sin la sensación de mareo, revisaría las redes en caso de que alguien hubiera grabado la pelea. Eso no podía ser bueno para la banda, pero dependiendo del contexto, el incidente podía ser fácilmente olvidado.

En cualquier caso, no me enviaste un mensaje cuando saliste del local. ―Le recriminó el pelinegro―. Te dije que lo hicieras, idiota.

Incluso si lo estaba insultando, Atsushi podía leer entre sus palabras esa oculta preocupación. No debería sentirse tan especial por algo tan común, pero lo hizo. Abrazó el sentimiento, así como también quería abrazar al chico al otro lado del teléfono.

Leave the kiss for later [SKK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora