V: Could it be easy this once?

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Despertar antes que Dazai no era algo fuera de lo normal para Chuuya. Tal vez al moreno le dificultaba dormir, pero una vez que lo lograba, dormía profundamente y sin nada que pudiera molestarlo durante un par de horas. Eso era bueno, pensó Chuuya esa mañana, cuando despertó y lo primero que vio fue a Dazai a su lado.

No sabía en qué momento el moreno lo empujó hacia el lado de la cama que daba a la pared, o él mismo se movió por su propia cuenta tal vez, pero esa mañana, con la cabeza apoyada en la misma almohada y acurrucados bajo las mantas que les cubría hasta el mentón, despertó cara a cara con Dazai.

Su cabello y el del moreno esparcido por sobre la almohada se mezclaban entre sí, creando largos ríos difuminados por los tonos marrón rojizos del otoño. La respiración a su lado era tranquila y pausada, demasiado silenciosa para cualquier ser humano. Seguramente había aprendido a no hacer ruido por culpa de sus padres, pensó Chuuya, mientras lentamente se incorporaba con movimientos suaves y pausados para no despertar al otro. Sin embargo, no llegó a sentarse o salir de la cama. Se apoyó sobre su codo y desde esa pequeña lejanía, miró a Dazai dormir.

―Yo había estado enojado contigo anoche ―murmuró por lo bajo, quitándole el cabello del rostro con su otra mano libre―. ¿Por qué había sido...?

Ah, sí, esa cita doble a la cual Kunikida lo arrastró. Estaba medio dormido al momento de esa conversación, pero recordaba los detalles y la chica de la cual habló...

"La belleza es subjetiva, Chuuya. Y no lo sé, tal vez lo era, pero no me llamó la atención. Quiero decir, su cabello y ojos eran de colores muy similares a los míos, y personalmente prefiero el rojo y el azul..."

Rojo y azul, eh... Los colores que tenía tatuado en los antebrazos, los que tanto él como Oda tenían en el cabello y ojos. Calor y frío. Hojas de otoño en contraposición con un cielo despejado. Un contraste constante que, de alguna forma, se veía bien.

A Dazai siempre le gustaron esos colores, pensó mientras apartaba un poco más el cabello de sobre su rostro y se inclinaba hacia él. ¿Por qué le gustaban? ¿Por qué eran los colores del otoño? ¿Por qué eran los colores de Oda? ¿O por qué primero los vio en Chuuya? Ah, realmente le molestaba que Dazai insinuara esas cosas, le hacía pensar que todo podría ser fácil entre ellos esta vez.

Tal vez lo sería, pensó, mirando los labios entreabiertos del moreno y el como, entre sueños, reaccionaba a la suave caricia que le dio en la mejilla con la parte posterior de sus dedos.

Tal vez podría ser más fácil esta vez, se repitió, inclinándose más y más sobre el hombre dormido.

Tal vez esta vez sí funcionaría, se dijo, posando los labios sobre la comisura de sus labios y presionando suavemente contra su piel. Estaba cálido, dulce y amargo por igual.

El moreno no despertó cuando Chuuya volvió a incorporarse y se alejó, mirando otra vez su expresión tranquila e ignorando la duda y angustia que venía desde el hombre ya despierto. Ese no era el beso que le debía, el que se prometieron, pero tal vez era suficiente.

Tal vez era lo único que obtendrían. Tal vez de esa forma era más fácil...

―¿Chuuya? ―murmuró Dazai, despertando cuando sintió al pelirrojo pasar por sobre su cuerpo para salir de la cama. Dándose vuelta sobre el colchón para mirar al otro ponerse sus pantalones, soltó un saludo somnoliento―. Hey, ¿qué hora es?

―Las diez, creo.

Alejando el sueño, Dazai se incorporó y tomó su teléfono en el borde del escritorio, mientras Chuuya terminaba de alistarse y pasaba perezosamente sus dedos por entre la parte más larga de su cabello, intentando desenredar las puntas y no mirar al hombre a su espalda.

Leave the kiss for later [SKK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora