XX: The night we met

1.8K 199 484
                                    


Cuando Oda cerró la puerta, las tonadas de soul y blues que venían desde el exterior se convirtieron en nada más que un suave murmullo; un ruido de fondo que llenó el silencio y la incomodidad entre ambos. 

Había mucho que decir, pero ninguno se atrevió a romper esa endeble calma que los envolvía y destrozar el piso de cristal que sostenía sus pesos sobre ese vacío de lejanías y palabras omitidas.

Dazai se acercó a los altos estantes que envolvían casi toda la habitación, ignorando al otro hombre que solo miraba su espalda y esperaba con una intranquila paciencia las razones detrás de la respuesta que el moreno le dio en el salón. Sin embargo, el más joven dejó que la espera se extendiera un poco más. Sonrió cuando leyó los títulos que tan bien conocía y que recordaba de las largas conversaciones que alguna vez mantuvo con Oda. Rememorar esos momentos ya no lo embargaba de los mismos sentimientos que años atrás. Donde antes había melancolía y tristeza, una añoranza por algo que nunca pudo obtener, ahora lo llenaba una tranquila aceptación; la comprensión de lo que alguna vez sintió y la ansiedad por cerrar aquella novela en la cual se quedó atrapado por tanto tiempo.

―¿Has leído todos los libros que tienes aquí? ―preguntó Dazai, sin despegar su mirada de los volúmenes perfectamente ordenados en orden alfabético y temático.

Oda se sorprendió de que el menor fuese el primero en hablar. Era común para él que Dazai se negara a decir algo hasta que la otra persona lo hiciera, pero que diera el primer paso y ofreciera la frase inicial era algo que no creyó que alguna vez sucedería. Pensó que debería dejar de suponer que conocía bien a Dazai, puesto que podía observar que el adolescente que le siguió a Kyoto años atrás no era el mismo hombre que, en ese momento, pasaba sus dedos por el lomo de los libros.

―Hay muchos que no he tenido el tiempo de leer ―respondió Oda y se acercó.

Hombro a hombro, observaron los libros. Oda no pasó por alto el hecho de que sus alturas eran similares, distanciadas solo por tres o cuatro centímetros casi imperceptibles. Desde que lo conoció, sabía que Dazai sería casi tan alto como él, sin embargo, aquella era la primera vez que realmente se fijaba en ese detalle.

¿Qué más había cambiado sin que se diera cuenta? ¿Cuánto más ignoraba del otro? Dazai siempre le pareció pequeño a su lado, pero no porque lo fuera, sino porque en el pasado, el moreno se encorvaba. A propósito, se hacía más pequeño estando a su lado para sentir un poco de protección de su parte, pero ya no más. Ahora, mantenía la espalda recta, la barbilla en alto y su mirada ni siquiera se detenía en él como antes. Los libros eran más interesantes, las canciones, las personas que estaban esperándolo de regreso en Kyoto y aquella que lo acompañó a ese viaje.

―Sigo comprando más libros, aunque Kazue me dice que deje de hacerlo―comentó, alejando otros pensamientos y preocupaciones―. Espero leerlos pronto y escribir un par de críticas.

A su lado, el moreno solo dio un quejido para confirmar que le estaba escuchando

―¿Tienes tiempo para escribir críticas entre las clases que debes preparar?

―Bueno, ahora los niños están de vacaciones y aunque tengo que planificar para el nuevo año escolar, creo que encontraré algo de tiempo entre eso y cuidar de Sakura.

―¿Sakura?

Oda asintió. Buscó su teléfono en el bolsillo trasero de su pantalón y le enseñó la foto de una bebé de casi un año. Dazai observó su rostro con atención; se veía risueña, dulce y tranquila, podía imaginar la felicidad que envolvería aquel hogar una vez que estuviera entre los brazos de su padre y madre.

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now