XIII: Sit down beside me

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Cuando terminaron de presentarse otra vez, reconociendo en el otro solamente a la persona que eran en ese momento, ambos, al mismo tiempo, rieron. Cuando el sonido de sus risas apaciguó, se quedaron mirándose el uno al otro, volviendo a memorizar aquellas características que ya conocían, y aprendiendo las nuevas que tan solo se atrevieron a mirar desde lejos.

En algún momento, se dieron cuenta de que estaban tan ensimismados el uno en el otro que un suave sentimiento de timidez floreció, y como si fuesen otra vez dos chicos de quince años, diferentes y más inocentes a esos que realmente fueron, desviaron la mirada.

¿Qué era ese sentimiento burbujeante? Aquel cosquilleo en la boca del estómago, ese tenue calor en el rostro y esa sonrisa que no podían controlar. Era casi un sentimiento peligroso, hizo sentir inseguro a Chuuya, pero al mismo tiempo, una parte de él, no quería evitarlo.

Y esa parte crecía, casi como si necesitara un solo empujón, una sola frase, para hacerse cargo de todo.

―Eso fue raro, quiero decir, esa presentación lo fue... ―comentó Chuuya, y quitó su bolso del asiento a su lado, dejándolo libre para que el moreno lo ocupara.

La pequeña sonrisa en Dazai fue imposible de ignorar, pero Chuuya fingió no verla, así como resistió que una se formara en sus labios.

―No pensé que ibas a seguirme el juego ―dijo el moreno.

―¿Alguna vez no lo he hecho?

―No lo sé, tú y yo acabamos de conocernos, ¿no? ―A su pregunta, Chuuya tan solo asintió.

Miró al hombre a su lado, a los ojos suaves que no se apartaban de él, a la añoranza y resignación que en ellos reflejaba, la aceptación de cualquier futuro que pudieran obtener con tal de solo tener un breve instante, y entonces Chuuya volvió a desviar el rostro.

Aún no se acostumbraba a eso, pero tal vez podría hacerlo, y ya que Dazai había dado el primer paso esta vez...

No podía evitar sentirse importante para él.

―Pensé que no ibas a acercarte ―confesó Chuuya por lo bajo―, ya que yo, esa noche...

―Está bien ―le interrumpió, protegiendo su corazón de las memorias―. Entiendo por qué lo hiciste, no soy tan idiota como la mayoría piensa. Estoy bien con eso, en serio.

Al mirar su rostro, sus ojos más serenos y claros, Chuuya le creyó. Estaba diciendo la verdad. Había un poco de dolor ahí, pero los días que estuvieron lejos hicieron que aceptara lo que ya no podía cambiar, y eso le demostraba, más que nada, que el hombre a su lado ya no era el chico que lo dejó en Yokohama.

Dazai solía obsesionarse mucho con el pasado, pero eso fue antes de su discusión, eso fue antes de ese relato. Ahora, el moreno parecía sinceramente solo mirar hacia el camino que tenían enfrente.

Y Chuuya quería saber dónde encajaba él en todo eso.

―Creo que estoy bastante jodido ―murmuró Chuuya en voz baja, lo suficiente para que solo él y Dazai pudieran escuchar―. Puedo confiar en mi familia, también en mis amigos, pero ¿en un novio? Mierda, no. Intenté hacerlo, pero me escapé antes de poder enamorarme demasiado.

Dazai intentó decir algo, asumir la culpa que sabía que tenía, pero Chuuya no se lo permitió. Ya era tarde, no podía solucionar nada y no quería una disculpa, eso el moreno lo sabía.

―Sé lo que vas a decir, y sí, en parte es tu culpa, pero también la de Kouyou ―interrumpió, mirando al moreno silencioso a su lado―. Ambos me dejaron, pero Paul y Arthur me ayudaron a superar el vacío que ella dejó, pero el tuyo...

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now