𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | ❝ A él le gusta ella, a ella le gusta él, todos los sabemos, excepto ellos. ❞
Sirius Black: Engreido, mujeriego, arrogante, testarudo, casanova, idiota... esas son solo algunas de las palabras con las que Sabrina describ...
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" Deja de babear. "
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SIRIUS BLACK NO tenía ni un solo secreto con sus amigos, él pelinegro se los decía todo; bueno, casi todo. El punto es que él no tenía planeado contarles de este nuevo suceso a los otros tres merodeadores. Con lo que no contaba era con que ellos mismos lo habían escuchado todo.
—No puedo creer que le hayas dicho eso —murmuró James masticando su comida.
Los tres amigos habían estado molestando a Sirius con sus preguntas durante todo el camino hasta el castillo, y ahora estaba en el banquete, luego de haber presenciado la selección de los nuevos estudiantes de primer año.
—Yo tampoco —opinó Peter con toda la boca llena.
—Se supone que tienes novia, Sirius —esta vez habló Remus, despegando su vista de su libro, mientras lo miraba con reproche.
—Es cierto, ¿Qué fue lo que pasó con Marlene? —él pelinegro se encogió de hombros ante la pregunta del de anteojos, restandole importancía.
Se maldecía a sí mismo por haber permitido que sus amigos lo escucharan hablar con aquella castaña en el tren, pues ahora probablemente lo moletarán hasta el final del curso.
—Tu es jolie aujourd'hui —le había dicho a Sabrina, ganándose una sonrisa confusa de su parte.
Lucas Thomas abrió los ojos.
Pequeño detalle, Sirius: Olvidaste que su amigo es francés. Podrían haberle hablado en Italiano o en Alemán, pero no, le hablaste en Francés, sabiendo que su mejor amigo lo entendería. Eres un gran genio, realmente inteligente; ¿Qué haces en Gryffindor? ¿Por qué mejor no vas a Ravenclaw?
Se regañó mentalmente con ironía.
—¿Sí sabes lo que eso quie...? —comenzó en Hufflepuff, aún muy sorprendido pero fue interrumpido por el pelinegro.
—Sí, si sé lo que quiere decir —soltó rápidamente decidido; el error ya había sido cometido, ahora solo debía mantener su orgullo y esperar a que el pequeño grupo de aimigos se olvidara de aquello.
—Tú... ella... no... Merlín... sí... —tartamudeo Lucas y Sirius trató de no carcajear.
—¿Qué? ¿Qué dijo, Lucas? ¿Qué dijiste, Sirius? —Sirius rió por la desesperación de la chica por saber—. Dime—. Por supuesto que no, bonita.
