65: Proceso de animagos

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" Creo que voy a vomitar

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" Creo que voy a vomitar. "

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LUEGO DE LA cena navideña en la casa de verano de la familia Johnson, Luke y sus padres se fueron de viaje y los siguientes días los paso Sabrina junto a los tres merodeadores que resulatron ser, para su gran asombro, realmente divertidos y cariñosos. La chica les había enseñado lo que era un televisor y como funcionaba y desde entonces, todos los días se veían cinco películas distintas. Tenían suerte de que Sabrina tuviar variedad. Durante las noches, Sirius comenzó a escabullirse a su cuarto y juntos se ponían a escuchar música muggle que ella le enseñaba. 

Sabrina planificaba una lista con canciones para mostrarle al día siguiente, cuando su madre entró en su cuarto. 

—Ya podemos comenzar —le informó y ella sonrió, emocionada. 

Corrió hasta el cuarto de James, donde sabía que también estaban los otros dos y entró, sin tocar antes. 

—Ya es hora —informó, antes de que cualquiera de ellos pudiera decir algo. Entonces, unas pequeñas sonrisas se asomaron por sus rostros. 

Los tres niños compartieron una mirada y todos se pusieron de pie a la vez y siguieron a la niña escaleras a bajo y hasta fuera de la casa. Hasta el patio trasero, fuera de la vista de cualquier muggle que viviera cerca de ellos. Y entraron a una pequeña casita situada en aquel terreno. Aquel lugar estaba lleno de plantas de todo tipo y, aunque por fuera se viera pequeña, por dentro era realmente enorme, gracias a los hechizos de extención de la mujer de la familia Johnson, quién estaba a cargo de las plantas. Priscilla amaba la jardinería, ese era un hecho. 

Los merodeadores no estaban allí por cualquier cosa. Si Sabrina hubiera tenido la oportunidad de elegir a alguien para que pase las vacaciones junto a ella, probablemente ellos no se le hubieran pasado por la cabeza jamás. Hubiera elegido a Sophie, Donn, Alex, Lucas, Regulus o Narcissa. Luke vivía al lado. 

Ellos estaban allí porque querían ser animagos y planeaban completar con aquellos al acabar con la vacaciónes para al fin poder decirselo a Remus, quien no estaba enterado de nada de aquello. 

Los tres chicos habían estado enviandoles cartas, tratando de disimular el hecho de que estaban juntos, pero Remus era inteligente y Sabrina estaba casi segura de que él ya sabía exactamente su paradero, probablemente. 

Los tres chicos se sorpendieron al ver a la madre de Sabrina allí. 

—Sí, algo que no les dije. Mis padres están enterados de lo que haremos —comentó ella y los merodeadores la miraron sorprendidos, incluso con molestia—. Nos ayudarán. Bueno, mi padre nos cubrirá y mi madre nos ayudará. 

—Hace unas horas terminé de plantar las hojas de mandrágora que deberán usar para su transformación —informó la mujer, mostrando una bolsa de plastico, llena de pequeñas hojas—. No se si sabían pero ayer fue luna llena por lo que hoy comenzarán con el proceso. ¿Quién quiere empezar? 

James fue el primero en acercarse a la mujer. Peter lo miraba aterrado, esperando lo peor y temiendo por la vida de su amigo. 

—Abre la boca y saca la lengua —pidió la mujer y el chico lo hizo, algo confundido. Pues a pesar de tener el libro de los animagos, no lo habían hojeado siquiera. 

La mujer tomó una de las hojas de mandrágora y se la puso en la boca al chico, quien casi vomita. 

—¿Qué...?

—La instrucciones dicen que deben tenerla en la boca durante un mes entero. De luna llena a luna llena. Podemos pegarlas con cinta para que no se remuevan —dijo pensando—. Y para que no se las traguen —agregó y Sirius la miró horrorizado ante la idea de tragarse una hoja. 

La mujer cortó un pedazo de cinta de papel que hizo aparecer y pego la hoja en el paladar de la boca de James. 

El chico puso una mueca de disgusto. 

—Si no ponene esa cara nadie notara la hoja —agregó Priscilla—. ¿Quién sigue?

Sirius se acercó a la mujer, quien le pegó la hoja de mandrágora en el paladar. 

—¿Ahora quién?

Al ver que Peter parecía querer arrepentirse de la idea de ser un animago no registrado y que retrocedía lentamente, Sabrina se acercó a su madre y abrió la boca, sin que ella se lo dijera y la mujer repitió el proceso. A diferencia de Sirius y James, Sabrina no puso ninguna mueca, aunque por dentro quisiera escupir la mandrágora por su asqueroso sabor. 

—¿Peter? —el mencionado miró con terror a la mujer que lo esperaba con una hoja en la mano. James y Sirius le hicieron señas para que vaya, así que, temblando, él se acercó a Priscilla, quien le puso la hoja en la boca. 

—Bien, ahora vayamos a la casa. 

Todos se dirigieron a la casa y la mujer comenzó a golpear el piso fuertemenete hasta que una puerta del suelo se abrió y el señor Johnson salió de este, con cuatro frascos con un líquido de color azul en las manos. 

—Bien, es uno para cada uno, solo deben tomar dos cucharaditas, el resto es para los otros días —les dijo. 

—Tienen que tomar la poción de los animagos todas las noches —aclaró la mujer. 

Al ver como ahora ninguno de los tres chicos se atrvía a acercarse, Sabrina tom'la iniciativa y dio unos pasos adelante hasta llegar a su padre, quien le sonrió orgullosos y le entregó uno de los pequeños frascos y una cuchara de metal. Dio dos tragos como su padre le había indicado y puso una mueca de asco increíble. 

Sintió su garganta arder cuando el líquido bajo. 

—Creo que voy a vomitar —informó, llevandose una mano a la boca con asco. 

—¿Quién viene ahora? —cuestionó el hombre, viendo como su esposa le entregaba un vaso de agua a su hija para que se le fuera el asco por la poción. 

James empujó a Sirius, quien no tuvo otra opción más que acercarse y tomar el frasco entre sus manos. 

Al dar los dos tragos como Sabrina su rostro se puso verde del asco. 

—¡AHHH! ¡Es horrible! —exclamó, arrebatandole el vaso de agua del que estaba tomando la niña, a pesar de que Priscilla le estuviera ofreciendo otro, y se lo tomó de un solo tragó y luego agarró el que la mujer le ofrecía y también se lo tomó todo—. Ok, creo que ya estoy bien. 

Los otros dos pasaron rápido y ambos tuvieron una reacción muy parecida a la del chico Black. 

—¿Tendremos que tomar eso todos los días? —cuestionó el pelinegro, horrorizado. 

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〖♡ M I R I D E G R A N G E R ♡〗

𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | Sirius Black | © EN PROCESOWhere stories live. Discover now