𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | ❝ A él le gusta ella, a ella le gusta él, todos los sabemos, excepto ellos. ❞
Sirius Black: Engreido, mujeriego, arrogante, testarudo, casanova, idiota... esas son solo algunas de las palabras con las que Sabrina describ...
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" Las vacaciones le hicieron muy bien. "
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SABRINA OBSERVÓ AL joven chico Black. Los pelos negros del chico estaban más largos y su piel estaba más bronceada. Había crecido considerablemente en altura, sacandole, al menos, dos cabezas a Sabrina, quien no había sumado muchos centímetros de más.
—¿Qué estas haciendo aquí, bonita? —volvió a preguntar él, ahora más divertido, al ver como ella no respondía por estar escaneandolo con la mirada.
—¿Qué estoy haciendo yo aquí? Esta es mi casa ¿Qué estas haciendo tu aquí?
Sirius la miró confuso y luego recordó haber estado allí antes para navidad, solo que esta vez la casa estaba mucho más cambiada. Durante la navidad las decoraciónes estaban por todas partes y el lugar se veía mucho más grande por todos los hechizos de extensión que le habían puesto para que entraran todos los invitados.
Sabrina estaba por decir algo más, cuando la puerta de la casa se volvió a abrir, dejando ver a sus padres atravezar esta, cargando con todas las maletas. Sabrina los observó esperando que se percataran de la presencia de Sirius y le dijeran algo, pero cuando su madre fijó su vista en el apuesto chico, su reacción no fue nada esperada para la ahora rubia.
—Hola Sirius ¿Qué tal has estado? Me entere de que eres un bonito perro negro —le dijo la mujer, guiñandole un ojo.
Entonces los padre de Sabrina pasaron de ellos para comenzar a subir las cosas al piso superior.
Sabrina los miró atonita al ver aquella reacción, con la boca entreabierta por la impresión. Sirius se acercó a ella con una sonrisa divertida ante la estupefacción de la chica, aunque él tampoco comprendía nada. Entonces el chico aparto uno de los mechones rubios de Sabrina su rostro para ponerlo detrás de la oreja de esta.
—Bonito cambio de look —le dijo—, me gusta el rubio —murmuró antes de alejarse la chica y comenzar a subir las escaleras, justo por donde los padres de la rubia se habían ido.
Sabrina se quedó allí parada, con los brazos cruzados, hasta que unos minutos más tarde una mujer que la niña ya conocía apareció.
—¡Sabrina! ¿Cómo estas querida? —la saludó Wlburga Black.
—Si te soy del todo honesta, estoy bastante confundida.
—Oh —exclamó la mujer, al ver como los padres de Sabrina bajaban las escaleras—, veo que tus padres no te contaron.
—Al parecer no lo hicieron.
—Sí... —alargó la mujer Johnson—, se me olvido, supongo.
—Cariño, pasaremos está semana que queda de vacaciones con la familia Black, nosotros los invitamos y durante estos días podresmos resolver algunos temas pendientes —explicó su padre, pasando su brazo por los hombros de su esposa al ver como esta miraba mal a la mujer de pelos oscuros.
