46: Contando estrellas

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" Es la estrella más brillante de todas las estrellas que puedan existir, con excepción del sol, claro

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" Es la estrella más brillante de todas las estrellas que puedan existir, con excepción del sol, claro. "

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LA PRIMERA SEMANA en la casa de los Black fue muy divertida para Sabrina y para Regulus, Sirius, por el contrario, estuvo de mal humor los siete días de esa semana. Era sábado y ambos chicos dormían placidamente. O bueno, el chico dormía y Sabrina observaba el techo aburrida. Ambos estaban en la habitación del menor de los Black, recostados en la cama de este. El chico a su lado roncaba y ella no podía dormir, no estaba cansada, para nada. 

Giró su cuerpo para quedar frente a frente con su mejor amigo. 

—¿Reg? —no hubo respuesta, solo los ronquidos del chico—. ¿Regulus? —no le contestó—. ¿Regulus Black? —silencio—. ¿Regulus Arcturus Black? —nada—. ¡¿REGULUS ARCTURUS BLACK?!

—¿Quieres callarte? —pidió el chico arrastrando las palabras, sin abrir sus ojos.

—Estoy aburrida —le dijo ella, feliz por saber que ya estaba despierto. 

—Pues deja de estarlo —contestó él con mal humor. No le gustaba que lo despertaran. 

—No se como. No tengo sueño. 

—Pues es una pena porque yo si —le contestó el, dandose la vuelta y dandole la espalda a la chica. 

Sabrina se calló y cerró los ojos, intentando dormir, pero el sueño no llegaba a ella, así que se puso de pie y salió de la habitación. Regulus no dijo nada, es más soltó un suspiro de alivo por poder dormir en paz al fin.  

Sabrina bajó las escaleras de la casa para ir a la cocina a buscar un vaso de leche. Según la madre de Luke la leche ayuda a que el sueño llegue. Bajo con sigilo para no despertar a nadie cuando escucho un ruido una vez que ya se encontraba en la sala. Las luces estaban apagadas por lo que no podía ver nada. Lamento haberse dejado la varita arriba. 

—¿Quién esta ahí? —preguntó con su voz temblorosa. 

Volteo bruscamente cuando un ruido se hizo presente del otro lado de la habitación. 

—No es divertido —murmuró. 

Sabrina estuvo a punto de gritar cuando una mano se poso fuertemente en su rostro y alguien susurraba "buu" en su oreja, pero no lo hizo cuando se percató de que la mano que estaba en su hombro tenía una pulcera de hilo identica a la que ella tenía que le había robado a Sirius. Volteó molesta para ver al chico que comenzaba a reir a carcajadas por la cara de susto de su compañera de casa. Sabrina encendio las luces y se cruzo de brazos sobre su pecho. 

—No tiene gracia —le dijo molesta. 

—Tu expresión se me hace divertida. 

—¿Ahora tengo cara de bufon? 

𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | Sirius Black | © EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora