𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | ❝ A él le gusta ella, a ella le gusta él, todos los sabemos, excepto ellos. ❞
Sirius Black: Engreido, mujeriego, arrogante, testarudo, casanova, idiota... esas son solo algunas de las palabras con las que Sabrina describ...
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" No se ni quien es, pero me cae mal. "
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SABRINA CAMINÓ JUNTO a Luke, Sophie, Donn y Alex a su clase de transformaciones luego de haber dejado a Lucas en su clase de encantamientos de cuarto año.
Llegaron al salón y entraron. Se sentaron en sus respectivos lugares. Sabrina, junto a Sophie, detrás de Alex y Donn y delante de Regulus y Narcissa.
—Hola —saludó Sabrina a los dos chicos de la casa de las serpientes. No había podido hablar con ellos desde la noche anterior.
—Hola —contestó Narcissa, sin mirarla. Su vista estaba clavada en un dibujo hermoso que estaba haciendo de Lucius Malfoy.
Regulus, desvió su mirada, para no ver a Sabrina, claramente fastidiado. Eso era nuevo y Sabrina no pudo evitar mostrarse sorprendida. Tuvo que mirar para delante cuando la profesora McGonagall comenzó a hablar.
—Hoy haremos un trabajo con nota. Ponganse en parejas.
—Voy con Donn, ¿te molesta? —le preguntó Sophie, a lo que ella negó con una sonrisa. Se volteo en su asiento y quedó de frente a Regulus y Narcissa, esta última se dedicada completamente a su cuaderno de dibujos.
—¿Estamos juntos? —le pidió a Regulus.
Normalmente, en los trabajo en parejas de McGonagall, Narcissa no quería estar junto a ellos y se ponía junto a una compañera de su casa que era realmente buena en esa materia para no tener que hacer nada en el trabajo.
Regulus, sorprendiendo a la gryffindor, la ignoró y miró a su prima.
—¿Estamos juntos en el trabajo?
—Lo que sea —le dijo ella, sin prestarle verdadera atención.
—¿Sabes? —comenzó el chico, rodando los ojos—. Hay un enorme alien verde a tu lado que está a punto de comerte. Viene directo del espacio —dijo.
—Que encantador —contestó Narcissa, confirmando que claramente no había estado escuchandolo.
—Bien. Como quieras —dijo este y se puso de pie, irritado, antes de dirigirse a una de las mesas del frente, donde una chica rubia de Ravenclaw estaba sentada sola—. ¿Ya tienes pareja para hacer el trabajo? —le preguntó y esta nego—. ¿Puedo ser tu compañero? —eso pareció sorprender a la chica, y a todos los que lo escucharon.
—Claro, si, esta bien —le contestó ella, con una voz chillona—. Mucho gusto, soy Pandora —le estrelló su mano luego de presentarse, al ver como el chico tomaba asiento junto a ella.
—Regulus —dijo este, aceptando la mano de la rubia.
Sabrina se sentó donde antes había estado el slytherin y miró a Narcissa, que no se había inmutado.
—¿Qué es lo que le sucede? —preguntó la gryffindor más para si misma.
—Esta enfadado —le contestó la rubia, sin mirarla—. Está enfadado contigo porque nos mentiste.
—¿En que?
—Lo del libro. Él no quiere ayudar a Sirius en nada y se sintió engañado. Sinceramente, yo también me sentí engañada. Debiste decirnos que el libro que robamos era para ellos, arriesgamos cosas. Yo no quería estar castigada. Por suerte no nos atraparon.
—Lo siento. Tienes razón, debí decirles. Pero ellos me pidieron que no le contara a nadie.
—Está bien —le dijo, levantando por fin la vista de su dibujo, ya terminado—. No tienes que disculparte conmigo. Yo no estoy molesta, solo me hubiera gustado saber.
Sabrina suspiró y agachó la cabeza apenada, pero lo volvió a levantar al escuchar esa risa tan contagiosa de Regulus, quien reía junto a la Ravenclaw.
—¿Quién es esa rubia y por qué está junto a mi primo?
—Se llama Pandora y es la compañera de trabajo de Regulus.
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La clase de encantamientos se pasó muy lentamente para Sabrina, quién no dejaba de pensar en lo que podía estar pasando con Regulus. En un momento llegó a pensar que el chico estaba exagerando, pues ella no le mintió, solo no le dijo para quien era lo que buscaba. Pero era cierto lo que había dicho Narcissa, ellos corrían el peligro de ser atrapado y castigados.
Camino junto a Donn, Sophie, Luke y Alex hasta el salón de pociones, donde ella se volvió a sentar junto a Sophie, delante de Narcissa.
El lugar al lado de la chica estaba desocupado, cuando Regulus se acercó.
—Me sentaré con Pandora —le avisó, con su rostro serio, habitual para los demás pero poco común para la rubia.
Al ver como su amiga quedaba sola y Donn también estaba sola, le dijo a la Hufflepuf que se sentará junto a Sophie, para así ella poder ir con Narcissa, que fruncía el ceño, observando a su primo junto a la rubia.
—No se ni siquiera quien es, pero me cae mal —comentó con desagrado, sin dejar de ver al duo.
—Sí, a mi también... Tal vez deberiamos ir a hablar con él luego de la clase —propusó Sabrina. Ni ella ni la chica Black habían despegado los ojos de Regulus y su nueva compañera de banco.
—Nah. Esperemos a que se le pase. No suele pasar mucho tiempo enfadado —le restó importancia—. No puede hacerlo.
—Eso espero.
Esa clase se pasó más rápido que a anterior, puesto que Sabrina había estado demasiado ocupada haciendo el trabajo que Narcissa se negaba a hacer. Y eso, solo le había enseñado una cosa: no debía volver a sentarse junto a la slytherin en pociones.
Narcissa se arreglaba las uñas, mientras Sabrina acababa de poner los últimos ingredientes en su proción y en la de ella, cuando la clase se vio interrumpida por la profesora McGonagall.
—Disculpe por las molestias, profesor Slughorn, pero el director Dumbledore, me ha enviado, espero que no le moleste si le tomó unos cortos minutos de su clase para hablar con los estudiantes —todos los alumnos presentes miraban a la profesora de transformaciones con curiosidad. La mujer cargaba con sigo un largo pergamino a medio escribir.
—Adelante, profesora —le dijo el hombre mayor con un asentimiento y una leve sonrisa.
—Bien, todos los alumnos de tercer año que se queden durante las vacaciones de navidad en el colegio levanten sus manos y los anotaré en la lista.
Sabrina, había olvidado por completo que ya serían las vacaciones de invierno, de hecho, quedaba una semana de clases antes de regresar a su casa.
JURO SOLEMNEMENTE QUE MIS INTENCIONES NO SON BUENAS
