52: El castigo junto a Remus

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" Ya oiste Johnson, vete y dejanos privacidad

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" Ya oiste Johnson, vete y dejanos privacidad. "

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YA HABÍA PASADO unos cuantos días desde la guerra de comida en el Gran Comedor y el regaño de McGonagall. Sus días estaba realmente cargados y Sabrina desbordaba de cosas. Durante las clases, los profesores no dejaban de enviarles tareas, para suerte de la chica no tan largas. Sin embargo, como si la profesora de transformaciones siguiera enojada, les dejaba pilas de deberes siempre que la veían de suma dificultad. Con los castigos, Sabrina no encontraba un momento del día para hacerlos, así que se quedaba de noche terminandolos hasta la madrugada, por lo que en la mañana le costaba demasiado despertarse, así que no iba a desayunar para así poder quedarse unos minutos más en la cama. 

Luke se mostraba extremadamente protector con ella, y siempre en la primera clase le entregaba un pequeño pastelito del desayuno para que la chica no comenzara su largo día con el estómago vacío. La chica se lo agradecía. Sin mencionar que el chico se había ofrecido varias veces a pasarle las respuestas de los deberes, aunque Sabrina simpre se negó, no podía llevarse el merito de su amigo. Sophie, en cambio, aprovechó la amabilidad del chico con Sabrina y si aceptó las respuestas de los deberes del chico. 

Las semanas se le había hecho eternas y, aunque estuviera en el segundo mes, ella ya sentía que estaba a fin de año con lo exausta que estaba. Odiaba tener que estudiar tanto, pero también odiaba sacarse notas bajas. Tuvo que volver a recurrir a las clases de apoyó de Lily y Severus, aunque ellos estaban casi tan desbordados como ella, o más. Aún así, siempre que podían y encontraban tiempo, la ayudaban con sus estudios. 

Para ella era una tortura, pero para los demás estudiantes era un alivio, ya que los merodeadores estaban bastante ocupados como para hacer bromas. 

Regulus había estado irritado todo ese tiempo desde su primer castigo. Narcissa no se quedaba atrás, pero ella trataba de no insultar tanto a Sophie por respeto a que la chica era una buena amiga de Sabrina, no obstante, a veces se le escapaba alguna queja inofenciba como "esa mestiza no hace nada y yo tengo que cumplir todo el castigo sola por las dos". Ellas debían sacar los chicles pegados que estaban debajo de la mesa de todas las aulas y a pesar de que ya habían pasado varios días, solo había acabado con dos salones de clases. 

Regulus también se quejaba de Sirius. Ellos debían organizar los libros de la biblioteca. El chico les contó que Madame Pince, la bibliotecaria, no era tan linda como todos pensaban que era, que era un monstruo y que les gritaba sin parar. Al parecer Sirius no dejaba de bromear con la mujer y esta se enfadaba porque no se lo tomara en serio. 

Sabrina agradecía a Merlín su compañero. No sabía que hubiera pasado si le hubiera tocado con Sirius, o con James. Que, a pesar de que Alex no se quejaba, todos sabían que el chico era como Sirius y las bromas que hacía ocacionaban más ratos de castigo. O incluso Sophie. La chica era su amiga, si, de las mejores, pero aún así era muy floja y Sabrina no quería hacer todo el trabajo. 

En cambio ella con Remus hacían un buen equipo y trabajaban juntos para acabar con el castigo más rápido. Incluso se le hacía divertido estar con él. De hecho, en ese momento estaba junto a él, limpiando los calderos de pociones en las mazmorras. 

—Se los voy a decir —había pronunciado el chico de la nada. Se habían encontrado desde que entraron en silencio, lo que había llamado la atención de la chica, pero no dijo nada. Se sorprendió al escuchar su voz. 

—¿Qué? —se extrañó. 

—A mis amigos... Les voy a decir que soy un hombre lobo —aclaró. Sabirna, que había estado dandole la espalda mientras continuaba con su trabajo, se volteo a verlo. 

—¿Estas seguro?

—Sí, lo estoy. Ellos no se merecen que les mienta —soltó decidido—. Sólo que... no sé como hacerlo. 

—Yo podría ayudarte si quieres —se ofreció, volviendo a darse la vuelta para continuar con el caldero, pero aún así, prestandole atención a la conversación. 

—Sería de mucha ayuda. Gracias. 

—¿Y cuando planeas decirselos? 

—Ahora. 

—¿Qué? —la chica volvió a voltear bruscamente para verlo, sorprendida. 

—Si no tienes nada que hacer, claro. 

—Pues no pero... ¿No quieres esperar? Para estar seguro. 

—Estoy seguro.

—Bien, pero aún así, seguimos en castigo y... —la chica no pudo continuar cuando la puerta se abrió y la profesora McGonagall que se asomó por ella, les hizo señas para que salieran. Ambos lo hicieron y tomaron sus varitas que habían estado con su jefa de casa mientras cumplían con el castigo. 

La mujer no dijo nada y simplemente se fue. Los dos amigos caminaron hasta la sala común en silencio. Al entrar se dirigieron directamente a los tres chicos que estaban sentados en el sofá, riendo entre ellos. 

—Hola Rem... ¿Qué tal el castigo? —le preguntó James, mirando curioso a Sabrina, aunque no dijo nada al respecto. 

—Estuvo bien. Necesito hablar con ustedes —pidió, tan serio que Peter se preocupó. 

—Uy, ¿Qué hicimos ahora? ¿Estas enojado? —preguntó Sirius ante el tono de su amigo. 

—No, no, no hicieron nada ni estoy enojado pero para mi esto es serio y me gustaría que vayamos a un lugar más privado. 

—Ya lo oiste Johnson, vete y dejanos privacidad —le dijo Sirius a la chica, quien hizo una mueca y se cruzó de brazos, sin moverse. 

—De hecho, con privasidad me refería a ir a nuestro cuarto y Sabrina viene también. 

Los tres chicos se miraron entre ellos confundidos pero terminaron por aceptar al final y subieron las escaleras hasta el cuarto de los cuatro chicos. 

—Me parece que ya estas familiarizada con el lugar, así que no te diré donde están las casas —le dijo el pelinegro y Sabrina se ruborizó. 

—Sí lamento haber entrado a su cuarto sin permiso. 

—Tranquila, no pasa nada, cualquiera lo haría en tu lugar para vengarse de Sirius —le contestó Remus divertido, lo que sorprendió a la chica que pensaba que estarían enfadados con ella. 

—Bueno, Rem... ¿Qué querías decirnos?

—Bien, emm... ¿cómo decirlo? —comenzó el chico, claramente nervioso y la castaña intervinó. 

—Puedo decirlo yo si tu no puedes o no quieres, Rem. 

—No, está bien, es algo que tengo que decirles yo... —inspiró aire y lo soltó, tratando de recluir valor para soltarlo, cuando lo logró, dijo sin preambulos—: Soy un hombre lobo. 




JURO SOLEMNEMENTE QUE MIS INTENCIONES NO SON BUENAS

Bueno, estoy re al pedo así que actualizo js

Desde que subí los horiarios y las fechas de los capítulos no lo estoy siguiendo, ayuda.

TRAVESURA REALIZADA

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〖♡ M I R I D E G R A N G E R ♡〗

𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | Sirius Black | © EN PROCESOWhere stories live. Discover now