𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | ❝ A él le gusta ella, a ella le gusta él, todos los sabemos, excepto ellos. ❞
Sirius Black: Engreido, mujeriego, arrogante, testarudo, casanova, idiota... esas son solo algunas de las palabras con las que Sabrina describ...
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" Me tragué la hoja de mandrágora. "
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SABRINA BAJABA ANSIOSA las escaleras del castillo, sin despegar su mirada de los ventanales que dejaban ver el exterior del castillo. Había una enorme tormenta, ciertamente electrica. Sabrina tenía suerte de que todos los estudiantes estuvieran en el Gran Comedor cenando, por lo que ya sabía exactamente donde se encontraban los merodeadores. Corrió hasta allí y entró al salón. Buscó con la mirada a los tres chicos. No fue dificil encontrarlos, ya que sus risas se extendían por todo el comedor.
Sirius Black, James Potter y Peter Pettigrew estaban sentados junto a Remus Lupin, Marlene McKinnon y una niña más de piel morena que Sabrina no sabía el nombre.
Se acercó hasta el grupo y se puso de pie frente a los tres chicos. No tardaron en notar su presencia ya que sus risas se apagaron.
—Hola, bonita —la saludó Sirius, con su típico tono de arrogancia y diversión, al cual Sabrina comenzaba a acostumbrarse—. ¿En qué podemos ayudarte?
—Hay una tormenta —les dijo, ganándose miradas de extrañeza.
—¿Y qué? —preguntó James.
Sabrina suspiró, ciertamente no habían leído las instrucciones para ser animagos.
—¿Podemos hablar a fuera?
—Lo siento, Johnson. Mis chicos están ocupados en este momento —intervinó Marlene.
—Pero es importante.
—No me importa, ahora vete.
—Vamos Marlene, no seas mala —dijo Sirius, aunque parecía bastante divertido con la situación y la mueca del rostro de Sabrina—. Iremos contigo Sabrina —comunicó, poniendose de pie y logrando que Marlene lo mirara sorprendida.
Los tres merodeadores se pusieron de pie y salieron del gran comedor.
—¿Qué pasa Sabrina? —cuestionó James, quien también parecía divertido por la anterior discusión entre Marlene y Sabrina.
—Los veo en la sala común luego del toque de queda, continuaremos con la transformación hoy... Ya pueden irse otra vez con su amiguita McKinnon.
Sirius soltó una sonora carcajada ante aquello.
—No te pongas celosa, bonita. Nosotros te queremos más a ti que a ella —comunicó este, pasando un brazo por los hombros de la chica.
—No me interesa —dijo ella, apartando el brazo del pelinegro de un manotazo.
—Sabemos que sí, bonita.
—Piensen lo que quieran, solo eso querpia decirles, adiós —les dijo y se marchó de ahí, sin eseperar una respuesta.
